Es miércoles y la semana aún no ha terminado. Te has levantado y has sentido la presión de hacer el largo y asqueroso viaje a tu trabajo diario. En resumen, estás molesto. No es sólo que tengas un trabajo diario. Es el hecho de que las largas horas que pasas haciendo algo que no te gusta están mermando la energía que sí tienes trabajando en el proyecto que te apasiona y que estás intentando hacer realidad.

Para rematar, está el elemento humano. Llevas años con momentos de tensión con los compañeros de trabajo de tu pasado. Y a estas alturas de tu vida si tienes una persona más que intente una paliza verbal o te haga cuestionarte a ti mismo vas a perderlo.

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Pero, no tiene por qué ser una experiencia frustrante.

Hay algo más profundo. No es sólo que seas demasiado dueño de ti mismo en la oficina, que en ese tipo de ambiente, puede hacerte sentir como un extraño permanente. Es el hecho de que no sabes cómo defenderte. Nadie te dio una guía cuando entraste en el mundo empresarial. Nadie te preparó para las diferentes personalidades con las que tendrías que estar rodeado casi las 24 horas del día.

Sí, el trabajo no te parece interesante, pero podrías tener más entusiasmo hacia él si tuvieras la confianza de saber siempre qué decir a otras personas que intentan hacerte sentir pequeño.

Aquí hay algunas cosas que puedes hacer para ayudarte a tomar la decisión de si debes renunciar o no.

Determina cómo alterará tu vida renunciar

Las acciones tienen consecuencias. Y en la era digital actual de la gratificación a corto plazo puede que no te importen mucho las consecuencias a largo plazo. Pero si estás en el punto A, necesitas llegar al punto B. Y hay un montón de pasos para que finalmente puedas estar tranquilo y estar en una carrera a tiempo completo que AMES. Has escuchado esta afirmación muchas veces en tu vida. Pero, ¿realmente entiendes su significado?

Si renuncias por una, dos o tres malas interacciones, pasarás los siguientes dos o tres meses teniendo que familiarizarte con otro trabajo. Tendrás un vacío de ingresos y, en definitiva, retrasarás aún más tu sueño.

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Mantente asertivo en lugar de vacilar

Las habilidades de comunicación son fundamentales para tu éxito ya sea en el trabajo o en tu vida personal. Pero es alarmante cuando te pilla de improviso alguien que te desafía o cuestiona una afirmación que haces. Externamente tienes que mostrarte fuerte, pero por dentro te sientes agitado y sacudido.

De repente, el simple hecho de salir a la calle y ser tú mismo puede convertirse en un campo de minas. Sobre todo por parte de personas que consideras inteligentes. En lugar de ser amable un día porque te sientes feliz y tirar todo tu comportamiento asertivo por la ventana porque te sientes feliz, recuerda esto. ¡Sigue siendo asertivo! Las habilidades asertivas se definen como la capacidad de defender tus propios derechos o los de otras personas de forma tranquila, positiva, agradable y fuerte. En el pasado a las mujeres se les decía que se callaran, por lo que nuestras habilidades asertivas son todavía un trabajo en proceso.

No rehúyas de ser asertiva. De una manera positiva y empoderadora puede llevarte de un alhelí a una voz de confianza. Preguntar de forma amable «¿Podrías revisar mi redacción?» en lugar de «¿Crees que podrías revisar mi redacción?»

Tener a alguien con quien hablar de las situaciones negativas

Cuando trabajaba en una oficina había tantas veces, incluso múltiples veces al día en las que tenía que salir del edificio para llamar a una coach de vida para hablar de una interacción negativa que acababa de tener con un compañero de trabajo. Ella me escuchaba atentamente ya que sólo necesitaba hablar.

Es como si te mordiera una serpiente y necesitaras extraer el veneno de tu cuerpo. Así fue esta persona para mí. Un remedio para el veneno que acababa de experimentar. Tener a esa persona como roca en la que apoyarme durante los años en los que me han dado largas en la oficina prolongó cualquier decisión rápida de dejar mi trabajo. Me mantuvo en el camino cuando quise tirar la toalla en múltiples ocasiones.

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Algunas reflexiones finales cuando aún quieres renunciar

No renuncies simplemente a tu trabajo porque parece que te está recortando tiempo para tu proyecto de pasión y porque encima hay acciones interpersonales negativas que no sabes cómo manejar. En lugar de dejar que estas interacciones te saquen de tu camino profesional ten en cuenta estos consejos para mantenerte en tu rumbo hacia el éxito.

No te salgas del rumbo. Pasa a la acción. La próxima vez que tengas ganas de dejar tu trabajo, pregúntate en qué tienes que trabajar para despreocuparte de verdad de tu entorno. Pon a prueba tu fuerza.

Gabriella DiDio creó la Academia de Entrenamiento de Fuerza Interior para mujeres jóvenes. Escribe sobre asertividad, confianza y dilemas laborales. Descarga su guía gratuita ¿Te ha molestado un compañero de trabajo en la oficina?

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