Del Evangelio según Mateo. 27,32; 16,24
Mientras salían, se encontraron con un hombre de Cirene, de nombre Simón; a éste le obligaron a llevar su cruz. Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

MEDITACIÓN

Simón de Cirene va camino de su casa, volviendo del trabajo, cuando se encuentra con la triste procesión de los condenados -para él, tal vez, era algo habitual-. Los soldados obligan a este rudo hombre del campo a llevar la Cruz sobre sus propios hombros. ¡Qué molesto debió de ser para él verse de repente envuelto en el destino de aquellos condenados! Hace lo que debe hacer, pero de mala gana. Es significativo que el evangelista Marcos no sólo lo nombre a él, sino también a sus hijos, que evidentemente eran conocidos como cristianos y como miembros de aquella comunidad (cf. Mc 15,21). De este encuentro fortuito nació la fe. El Cireneo, caminando al lado de Jesús y compartiendo el peso de la Cruz, llegó a ver que era una gracia poder acompañarle a su crucifixión y ayudarle. El misterio de Jesús, silencioso y sufriente, le tocó el corazón. Jesús, cuyo amor divino es el único que puede redimir a toda la humanidad, quiere que compartamos su Cruz para que podamos completar lo que aún falta a su sufrimiento (cf. Col 1,24). Cada vez que mostramos bondad a los que sufren, a los perseguidos e indefensos, y compartimos sus sufrimientos, ayudamos a llevar esa misma Cruz de Jesús. Así obtenemos la salvación y contribuimos a la salvación del mundo.

Oración

Señor, tú abriste los ojos y el corazón de Simón de Cirene, y le diste, por su participación en tu Cruz, la gracia de la fe. Ayúdanos a ayudar al prójimo necesitado, incluso cuando esto interfiere con nuestros propios planes y deseos. Ayúdanos a comprender que es una gracia poder compartir la cruz de los demás y, de este modo, saber que caminamos contigo en el camino. Ayúdanos a apreciar con alegría que, cuando compartimos tu sufrimiento y los sufrimientos de este mundo, nos convertimos en servidores de la salvación y somos capaces de ayudar a construir tu Cuerpo, la Iglesia.

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