Los fabricantes afirman que las gafas de luz azul pueden evitar que la luz azul dañe los ojos. Los expertos sugieren que el daño puede producirse con altas dosis de luz azul, pero también con una mayor duración de la exposición menos intensa.
Con el aumento del uso de diodos emisores de luz (LED), LED orgánicos y LED orgánicos de matriz activa en la tecnología, las personas tienen ahora una exposición crónica a la luz azul. Los expertos no pueden descartar un riesgo aún no descubierto de la exposición crónica durante todo el día a los LED y a la luz azul.
Algunos expertos sugieren que los bajos niveles de luz azul emitidos por los dispositivos no son peligrosos, incluso con una exposición prolongada. Una revisión sistemática de 2017 sugiere que no hay suficiente evidencia para apoyar los posibles beneficios de las gafas de luz azul, y algunos anunciantes han recibido multas por hacer afirmaciones engañosas.
Otros investigadores han demostrado que la exposición a la luz de onda corta de los dispositivos antes de acostarse puede alterar los patrones de sueño. Un pequeño estudio de 2019 sugiere que las gafas de luz azul pueden ser beneficiosas para tratar los trastornos del sueño en personas con la enfermedad de Parkinson.
Aunque algunos estudios pueden sugerir que las gafas de luz azul aumentan la calidad y la duración del sueño, otros estudios sugieren evitar por completo el uso de dispositivos antes de acostarse.
Los fabricantes de gafas de luz azul afirman que ayudan a reducir los dolores de cabeza, reducen la tensión ocular y mejoran la secreción de melatonina para reducir los síntomas de la exposición a la luz azul. Los investigadores no han confirmado si el bloqueo de la luz azul reduce o no los síntomas tras una exposición prolongada a las pantallas.
Algunos expertos creen que en lugar de la toxicidad de la luz azul, las personas pueden estar experimentando síntomas por el uso excesivo de la tecnología. El síndrome de visión por ordenador, o tensión ocular digital, es un grupo de problemas oculares y de visión que resultan de la exposición crónica a las pantallas.
Se necesitan más estudios para determinar si los dispositivos pueden o no emitir suficiente luz azul para dañar los ojos y la visión. Se necesitan estudios a largo plazo para investigar los efectos nocivos, si es que los hay, de la exposición diaria crónica a las pantallas.
Según tanto la Academia Americana de Oftalmología como el Colegio de Optometristas, actualmente no hay pruebas suficientes para apoyar el uso de gafas de luz azul.
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