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La mayoría de las pinzas de freno no necesitan ser reconstruidas o sustituidas la primera vez que se relizan los frenos. Pero después de 75.000 millas, o siete a 10 años de servicio, las pinzas pueden estar llegando al final del camino. A medida que las juntas de goma envejecen y se endurecen, aumenta el riesgo de que se atasquen y tengan fugas.

En la actualidad, pocos talleres reconstruyen sus propias pinzas porque se tarda demasiado y aumenta el riesgo de que vuelvan a aparecer si se atascan o tienen fugas. Es más fácil, más rápido y más seguro sustituir las pinzas viejas por pinzas nuevas o refabricadas. Las pinzas cargadas son incluso mejores porque le dan todo lo que necesita en una sola caja, y hay muchas menos posibilidades de que las piezas no coincidan.

La sustitución de la pinza es necesaria si una pinza pierde líquido de frenos, si un pistón se atasca, o la pinza está desgastada o dañada. Las fugas son muy peligrosas y nunca deben ser ignoradas porque la pérdida de líquido puede causar un fallo en los frenos.

Las fugas se producen eventualmente cuando la pinza envejece y las juntas del pistón se endurecen y pierden su elasticidad. La corrosión en el interior de los orificios de los pistones o en los propios pistones también puede acelerar el desgaste de las juntas. Cuando se introducen los pistones en la pinza para instalar nuevas pastillas, se obliga a la junta del pistón a raspar las zonas del orificio que pueden estar rugosas por la corrosión. Si la pinza no tenía fugas antes, pronto podría empezar a tenerlas.

El estado de las guías de la pinza, los pasadores y los casquillos de las pinzas flotantes también debe inspeccionarse cuidadosamente en busca de desgaste, óxido, grietas u otros daños. Si va a sustituir una pinza, utilice guías, casquillos y herrajes de montaje nuevos, y asegúrese de engrasar estas piezas con un lubricante de frenos resistente a la humedad y a las altas temperaturas.

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Si las guías o los casquillos de una pinza flotante están oxidados, desgastados o dañados, la pinza puede no moverse libremente haciendo que las pastillas se desgasten de forma desigual. Una pinza «pegajosa» o «congelada» también puede hacer que los frenos se arrastren si la pinza no se desliza para que la pastilla exterior pueda separarse del rotor. Esto puede provocar un mayor desgaste de la pastilla exterior, así como un tirón de la dirección hacia un lado debido al arrastre constante. Las pinzas fijas no sufren este tipo de problemas porque la posición de la pinza es fija y la pinza no se mueve. Pero tanto las pinzas fijas como las flotantes pueden a veces «congelarse» o bloquearse si un pistón se atasca o se queda atascado en su orificio debido a la corrosión o a la hinchazón.

Cuando un pistón se atasca, puede ocurrir una de estas dos cosas: que el freno no se aplique o que no se libere. El frenado desigual que resulta puede producir un tirón fuerte hacia el lado «bueno» cuando se aplican los frenos, y/o un tirón de la dirección hacia el lado «malo» cuando se liberan los frenos.

Si encuentra un desgaste desigual de las pastillas entre las pastillas de freno de disco internas y externas, es una indicación segura de que la pinza (o el pistón de la pinza) se está atascando.

Las pinzas deben ser reemplazadas generalmente en pares, especialmente en vehículos de alto kilometraje. Pero si sólo hay que sustituir una pinza por una fuga o un problema, la pinza de repuesto debe tener el mismo tipo de pistón (de acero o fenólico) que la del lado opuesto, así como el mismo tipo de material de fricción (orgánico sin amianto o semimetálico). Los desajustes de lado a lado pueden causar un frenado desigual. Otros elementos que pueden ser necesarios al sustituir las pinzas son los latiguillos de freno nuevos (sustituirlos si tienen fugas, están agrietados, son frágiles o están desgastados) y, desde luego, el líquido de frenos. Siempre hay que enjuagar los frenos para eliminar el líquido viejo, y purgar todos los conductos para eliminar el aire atrapado que podría causar un pedal blando.

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