Desde que se descubrió que la radiación UV era la principal causa ambiental del cáncer de piel, se han puesto en marcha programas de prevención primaria. Estos programas aconsejan evitar la exposición a la luz solar. Sin embargo, se plantea la cuestión de si la conducta de evitar el sol podría tener un efecto sobre la salud general. En las últimas décadas se han descubierto nuevas asociaciones favorables entre la luz solar y la enfermedad. Cada vez hay más pruebas observacionales y experimentales de que la exposición regular a la luz solar contribuye a prevenir el cáncer de colon, de mama y de próstata, el linfoma no Hodgkin, la esclerosis múltiple, la hipertensión y la diabetes. Al principio, estos efectos beneficiosos se atribuían a la vitamina D. Recientemente se ha hecho evidente que también están implicados la inmunomodulación, la formación de óxido nítrico, la melatonina, la serotonina y el efecto de la luz (solar) en los relojes circadianos. En Europa (por encima de los 50 grados de latitud norte), el riesgo de cáncer de piel (especialmente el melanoma) se debe principalmente a un patrón de exposición intermitente, mientras que la exposición regular confiere un riesgo relativamente bajo. Se analizan los datos disponibles sobre los efectos negativos y positivos de la exposición al sol. Teniendo en cuenta estos datos, se plantea la hipótesis de que la exposición regular al sol es beneficiosa para la salud.

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