Antes de casarnos, mi marido y yo decidimos dejar nuestros trabajos para viajar por el mundo durante todo un año. Fue el viaje de nuestra vida. Así que cuando dos años después nos enteramos de que estábamos embarazados de nuestra hija, rápidamente hicimos planes para viajar. Tuvimos la suerte de dar a luz en California y de contar con generosas políticas de permiso parental exigidas por el estado, así que decidimos crear una aventura a partir de nuestros respectivos permisos haciendo un viaje a Francia cuando nuestra hija sólo tenía tres meses.
Nos recibieron con mucha preocupación y dudas los seres queridos que pensaban que viajar con un bebé sería imposible. Pero dado que los viajes están entretejidos en el tejido mismo de nuestra relación, no nos preocupó. Y con algunos trucos, una aventura de permiso parental es sorprendentemente factible.
Consigue la luz verde de tu pediatra
Antes de embarcarte en una gran aventura, asegúrate de consultar con tu pediatra y discutir tus planes. Los bebés son mucho más susceptibles a las enfermedades y a los gérmenes, por lo que es conveniente estar completamente informados sobre los posibles riesgos y las precauciones a tomar. Nuestro pediatra nos recomendó adelantar una ronda de vacunas para asegurarnos de que nuestra hija estuviera más protegida en los largos vuelos que realizamos.
Desinfectar para proteger
Aprovecha el preembarque y echa mano de las toallitas desinfectantes una vez que subas al avión. Limpie todo lo que haya en su zona de asientos, incluidos los lugares que más se descuidan durante la limpieza rápida del avión: el bolsillo del asiento, las mesas de las bandejas y las rejillas de ventilación. Si va a cambiar pañales, limpie también el cambiador del baño. Ten a mano un desinfectante de manos y asegúrate de tener las manos súper limpias durante todo el vuelo.
Trucos para los compañeros de asiento
No hay razón para disculparse con nadie más en el avión por el hecho de viajar con un bebé… pero endulzar el trato con tus vecinos de asiento ciertamente no hace daño. Para nuestros vuelos a Francia, trajimos vasos de whisky, chocolate negro y tapones para los oídos desechables para nuestros compañeros de asiento. Estos pequeños regalos ayudaron mucho a ganarse el favor y a dispersar los malos rollos.
Doble pañal
El consejo habitual es llevar un pañal por cada hora de vuelo, y eso es lo que hicimos. También es habitual que los bebés, sobre todo los más pequeños, hagan más caca en el avión por el cambio de presión, así que definitivamente es conveniente estar preparados. Como nuestros vuelos eran de más de 10 horas cada uno, acabamos poniendo doble pañal a nuestra hija, (es decir, poniéndole dos pañales a la vez), para protegerla de los reventones y hacer los cambios de pañal más rápidos.
Viajar ligero
El término «viajar ligero» parece casi irrisorio cuando se piensa en hacer un viaje internacional con un bebé, pero te sorprendería lo factible que es en realidad. Cuando fuimos a Francia, sólo nos llevamos una mochila portabebés, los pañales y las toallitas que necesitaríamos para el vuelo y el primer día allí, ropa, dos biberones, chupetes, el combo de sonido y luz nocturna de nuestra hija, un vigilabebés y un puñado de pequeños juguetes y libros.
Seleccionamos estratégicamente los Airbnbs que estaban catalogados como «family friendly», así que donde nos alojamos, nos proporcionaron una cuna y una trona. Dos de los alquileres también tenían cochecitos y venían provistos de pañales. Reponíamos los pañales y las toallitas cada pocos días en lugar de cargar con un montón de ellos a todas partes.
Llevar una pizca de casa contigo
Con 3 meses de edad, nuestra hija puede no haber sido profundamente consciente de lo que era el hogar y lo que no, pero podía reconocer patrones. Por ello, nos aseguramos de llevar con nosotros su luz nocturna y su máquina de sonidos, ya que creaban la sensación de hogar sin mucha carga adicional. También trajimos una sábana de cuna sin lavar para que sus camas de viaje olieran como en casa.
Construye un amortiguador de jet lag
El jet lag con los bebés es algo real, y no importa lo bien o mal que duerma tu pequeño en casa, el sueño está garantizado con un cambio de horario importante. La regla general es que un bebé tarda un día por cada hora de diferencia horaria en adaptarse, lo que nos pareció más o menos cierto. Pero intencionadamente mantuvimos a nuestra hija ligeramente fuera de horario por la posibilidad de cenar fuera. Este ligero cambio de horario también ayudó a que el reajuste cuando volvimos a casa fuera algo más rápido. En general, es una buena idea estar preparados para algunas noches de insomnio en ambos lados mientras todos se adaptan al cambio de horario.
Invitar a la familia y a los amigos
Mis suegros se unieron durante la primera semana de nuestro viaje, lo que nos ayudó a facilitar el viaje con un bebé y nos ofreció una ayuda muy apreciada. Luego tuvimos una semana para nosotros y terminamos con una semana con amigos. Es bonito viajar como una nueva familia, pero puede ser aún más bonito cuando tienes manos que te ayudan a aliviarte.
Date gracia
Habrá momentos en tu viaje en los que probablemente te sientas abrumado y demasiado cansado. En un momento dado, pensé que habíamos destruido definitivamente cualquier hábito de sueño decente que nuestro bebé hubiera desarrollado. En esos momentos, recuerda ser amable contigo misma… ¡y que nada es para siempre!
Ya sea un viaje lejano o uno más cercano a casa, hay algo muy especial en viajar durante esos primeros meses con tu nuevo bebé. Además, es mucho más fácil viajar con un bebé que con un niño pequeño, ¡ya que duermen mucho más y sólo quieren ir en el portabebés! Nuestra hija ya tiene casi un año y medio y seguimos viajando regularmente con ella, pero es un juego totalmente diferente. Aunque nuestro viaje a Francia no haya sido tan suave como lo fue viajar a dúo, fue sin embargo un recuerdo mágico para crear como una nueva familia.
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