El historiador romano Dio Casio cuenta que, a principios del siglo II, el rey dacio Decébalo había cambiado el curso del río Sargetia y enterrado toneladas de oro y plata en el lecho del río. Más tarde, ordenó restaurar el río y ejecutar a los esclavos implicados en las obras. Sin embargo, uno de sus nobles reveló a los romanos la ubicación del tesoro. El historiador bizantino Jordanes cuenta una historia similar sobre el entierro del rey visigodo Alarico I y su tesoro bajo el río Busento en el año 410. Los lugares de enterramiento de los reyes jázaros (qoruq) y de otros pueblos del interior de Asia también se encontraban bajo un río desviado.
Hay una serie de informes sobre supuestos tesoros piratas enterrados que salieron a la luz mucho antes que estas obras, lo que indica que la idea rondó al menos durante más de un siglo antes de que se publicaran esas historias. Por ejemplo, desde 1795 se llevaron a cabo extensas excavaciones en la isla de Oak (en Nueva Escocia) en la creencia de que uno o varios capitanes piratas habían escondido allí grandes cantidades de objetos de valor. Se dice que estas excavaciones fueron impulsadas por leyendas aún más antiguas de tesoros piratas enterrados en la zona. Todavía no se ha encontrado ningún tesoro.
El Tesoro de Lima es un supuesto tesoro enterrado en la Isla del Coco, en el Pacífico, abandonado por los piratas. El tesoro, cuyo valor se estima en 160 millones de libras esterlinas, fue robado por el capitán británico William Thompson en 1820 después de que se le encomendara su transporte desde Perú a México.
El único cofre del tesoro autentificado en Estados Unidos, que en su día fue propiedad de Thomas Tew, se conserva en el Museo del Alma Pirata de San Agustín, en Florida.
Se rumorea que el pirata Olivier Levasseur, también conocido como «El Zumbador» (La Buse), ocultó un tesoro antes de su muerte en 1730. No se ha encontrado tal tesoro.
Durante el Gran Incendio de Londres de 1666, los residentes ricos de la ciudad enterraron bienes de lujo, como oro y vino, en el suelo para protegerlos de las furiosas llamas que había encima.
Tesoro enterrado no es lo mismo que un tesoro, del que ha habido miles de ejemplos encontrados por arqueólogos y detectores de metales. El tesoro enterrado es tanto un concepto cultural como algo objetivo. Está relacionado con los piratas y otros delincuentes que dejan artefactos robados para su posterior recuperación, normalmente en lugares remotos como islas, a veces con mapas que conducen al tesoro.
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