Término utilizado para caracterizar el trabajo de una serie de dramaturgos europeos y americanos de los años 50 y principios de los 60. Como sugiere el término, la función de este teatro es dar expresión dramática a la noción filosófica del «absurdo», una noción que había recibido una amplia difusión tras la publicación del ensayo de Camus Le Mythe de Sisyphe en 1942. Definir el mundo como absurdo es reconocer su naturaleza fundamentalmente indescifrable, y este reconocimiento se asocia frecuentemente con sentimientos de pérdida, falta de propósito y desconcierto. El Teatro del Absurdo da amplia expresión a estos sentimientos, dejando a menudo al observador desconcertado ante diálogos inconexos, sin sentido o repetitivos, comportamientos incomprensibles y tramas que niegan toda noción de desarrollo lógico o «realista». El reconocimiento de la naturaleza absurda de la existencia humana proporcionó a los dramaturgos una rica fuente de comedia, bien ilustrada en dos de las primeras obras absurdas, La Cantatrice chauve de Ionesco, escrita en 1948 (traducida al inglés, The Bald Prima Donna, 1958), y En attendant Godot de Beckett (1952; traducida por el autor, Waiting for Godot, 1954). Entre los dramaturgos asociados al Teatro del Absurdo se encuentran Arthur Adamov (1908-70), Albee, Beckett, Camus, Jean Genet (1910-86), Eugène Ionesco (1912-94), Alfred Jarry (1873-1907), Pinter y Boris Vian (1920-59). Véase también Crueldad, teatro de…
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