En los lugares donde las placas tectónicas divergen o convergen, se pueden encontrar volcanes. Un volcán consta de una cámara magmática profunda donde se acumula el magma, de tubos que conducen a los respiraderos de la superficie y de los respiraderos por los que se emite la lava durante una erupción volcánica. Los volcanes suelen tener forma de montaña (ver imagen).

Figura 1: esquema de un volcán

Los volcanes que no han entrado en erupción durante algún tiempo son inactivos, y los volcanes que no han entrado en erupción ni siquiera en un pasado lejano se denominan extintos. La actividad volcánica y la erupción volcánica suelen ser desencadenadas por alteraciones de las placas tectónicas, que dan lugar a desprendimientos o terremotos.
Existen diferentes tipos de erupciones volcánicas:
– Freática: explosión de vapor, agua, ceniza y roca al entrar el magma en contacto con las aguas subterráneas o superficiales
– Flujo riolítico: lava con alto contenido de sílice (>68%)
– Flujo basáltico: lava con bajo contenido de sílice (cuando el contenido de sílice es bajo, la lava suele tener un mayor contenido de magnesio y hierro)
– Flujo piroclástico: ceniza caliente de rápido movimiento, gas y roca
– Lahar: flujo de lodo de material piroclástico hacia un valle fluvial
– Emisión de dióxido de carbono
Las erupciones volcánicas pueden ser extremadamente dañinas para el medio ambiente, en particular debido a una serie de gases tóxicos posiblemente presentes en el material piroclástico. Suele estar formado principalmente por vapor de agua, pero también contiene dióxido de carbono y gas sulfuroso. Otros gases que suelen encontrarse en las cenizas volcánicas son el sulfuro de hidrógeno, el cloruro de hidrógeno, el fluoruro de hidrógeno, el monóxido de carbono y los cloruros metálicos volátiles.
El dióxido de carbono emitido por los volcanes se suma al efecto invernadero natural. Los dióxidos de azufre causan problemas medioambientales, ya que se convierten en ácido sulfúrico en la estratosfera; la principal causa de la lluvia ácida. Además, se forman aerosoles de sulfato, que reflejan la radiación solar y absorben el calor, enfriando así la Tierra. Los aerosoles de sulfato también participan en reacciones químicas, formando material destructor del ozono.

Un ejemplo de erupción volcánica que causó importantes daños medioambientales es la del Monte Pinatubo en Filipinas.

Categorías: Articles

0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *