Sistema reproductor

El sistema reproductor está formado por las glándulas sexuales o gónadas (testículos masculinos y ovarios femeninos), los conductos por los que se transportan los productos sexuales al exterior y las glándulas accesorias. Los dos testículos están formados por un número variable de folículos en los que los espermatocitos maduran y forman paquetes de espermatozoides alargados. Los espermatozoides, liberados en paquetes con cabezas sostenidas en un capuchón de material gelatinoso, se acumulan en la vesícula seminal, una sección dilatada del conducto sexual masculino (conducto deferente).

Cada uno de los dos ovarios está formado por un número de ovariolas. Las ovariolas convergen en los dos oviductos, y éstos se unen para formar un oviducto común por el que se descargan los óvulos maduros. Cada ovariola consta de un germen y una serie de folículos ováricos. El germen es una masa de células indiferenciadas que forman ovocitos, células nodrizas y células foliculares. Las células nodrizas nutren a los ovocitos durante las primeras fases de su crecimiento; las células foliculares, que revisten el ovocito en crecimiento como un epitelio continuo, proporcionan los materiales para la formación del vitelo y, en las fases finales, depositan la cáscara del huevo o corion. Los folículos ováricos aumentan progresivamente de tamaño a medida que los ovocitos crecen hasta formar óvulos maduros.

Durante la cópula, los haces de espermatozoides se introducen a veces directamente en la vagina de la hembra por medio del órgano copulador masculino, o edeago. Las secreciones de las glándulas accesorias de la hembra activan los espermatozoides, los haces de esperma se dispersan y los espermatozoides libres se dirigen al receptáculo seminal o espermateca, donde se almacenan, listos para fecundar los óvulos. En la mayoría de los insectos, las glándulas accesorias del macho segregan materiales que forman una cápsula resistente, o espermatóforo; los espermatozoides se encajan en este espermatóforo, que se introduce en la entrada de la vagina. Las paredes del espermatóforo suelen contener una sustancia gelatinosa que se hincha al exponerse a las secreciones de la hembra y obliga a los espermatozoides a salir. La vagina sirve tanto para recibir el esperma como para poner los huevos.

Los segmentos terminales del abdomen de las hembras a veces están modificados para formar un ovipositor utilizado para depositar los huevos. En las mariposas y polillas (Lepidoptera) se ha desarrollado un segundo canal copulatorio independiente de la vagina, de modo que los espermatozoides entran por una vía y los huevos se depositan por otra.

La cáscara del huevo, o corion, comúnmente provista de una malla llena de aire, proporciona la respiración del embrión en desarrollo. El corion también está perforado por micropilos, finos canales que permiten la entrada de uno o varios espermatozoides para la fecundación. A medida que el huevo desciende por el oviducto antes de la puesta, los micropilos llegan a situarse frente al conducto de la espermateca; en esta fase se produce la fecundación. Los huevos deben ser impermeables para evitar la desecación; cada huevo tiene una capa de cera impermeable, a veces sobre toda la superficie de la cáscara, más a menudo recubriendo el interior.

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