La promoción de la salud permite a las personas aumentar el control sobre su propia salud. Abarca una amplia gama de intervenciones sociales y medioambientales diseñadas para beneficiar y proteger la salud y la calidad de vida de las personas, abordando y previniendo las causas fundamentales de la mala salud, y no centrándose únicamente en el tratamiento y la curación.

La promoción de la salud consta de 3 elementos clave:

1.Buen gobierno de la salud

La promoción de la salud requiere que los responsables políticos de todos los departamentos gubernamentales hagan de la salud una línea central de la política gubernamental. Esto significa que deben tener en cuenta las implicaciones para la salud en todas las decisiones que tomen, y dar prioridad a las políticas que eviten que las personas enfermen y las protejan de las lesiones.

Estas políticas deben estar respaldadas por normativas que hagan coincidir los incentivos del sector privado con los objetivos de salud pública. Por ejemplo, alineando las políticas fiscales sobre productos insalubres o nocivos, como el alcohol, el tabaco y los productos alimenticios con alto contenido en sal, azúcares y grasas, con medidas para impulsar el comercio en otros ámbitos. Y a través de una legislación que apoye la urbanización saludable mediante la creación de ciudades transitables, la reducción de la contaminación del aire y del agua, y la imposición del uso del cinturón de seguridad y del casco.

2.Alfabetización sanitaria

Las personas necesitan adquirir los conocimientos, las habilidades y la información para tomar decisiones saludables, por ejemplo, sobre los alimentos que consumen y los servicios sanitarios que necesitan. Necesitan tener oportunidades para tomar esas decisiones. Y necesitan tener la seguridad de un entorno en el que la gente pueda exigir más acciones políticas para seguir mejorando su salud.

3.Ciudades saludables

Las ciudades tienen un papel fundamental en la promoción de la buena salud. Un fuerte liderazgo y compromiso a nivel municipal es esencial para una planificación urbana saludable y para establecer medidas preventivas en las comunidades y en los centros de atención primaria. De las ciudades sanas surgen países sanos y, en última instancia, un mundo más sano.

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