Una nueva maestra tenía un entrenador de alfabetización que observaba su clase. Después de que los estudiantes salieron de su clase, ella comentó cómo la nueva maestra hizo una pregunta a toda la clase. La profesora novata hacía la pregunta, esperaba unos segundos y luego la respondía ella misma. El observador del entrenador de alfabetización le dio una retroalimentación muy necesaria y la dejó pensando en el tiempo de espera/pensamiento y en cómo hacer mejores preguntas de una mejor manera.

Muchos profesores están de acuerdo en que para que la indagación tenga éxito en el aula, el profesor debe ser un experto en hacer preguntas estratégicas, y no sólo en hacerlas bien diseñadas, sino en hacerlas que lleven a los alumnos a hacerse preguntas.

SIMPLE. SIMPLE. SIMPLE.

Las preguntas directas y de redacción sencilla son las más efectivas. Con esto en mente, aquí hay algunas preguntas para empezar:

1. ¿Qué piensas? Esta pregunta evita que el profesor cuente demasiado. Los profesores deben intentar crear un equilibrio entre la instrucción directa y dar oportunidades a los alumnos para que den sentido a la información y la apliquen utilizando su propio proceso de pensamiento.

2. ¿Por qué crees que? Esta pregunta de seguimiento les empuja a proporcionar un razonamiento para su pensamiento.

3. ¿Cómo sabes esto? Esta pregunta lleva a los alumnos a relacionar sus ideas con cosas que han experimentado, leído y visto.

4. ¿Puedes decirme más? Esta pregunta puede inspirar a los estudiantes a aprender a ampliar su pensamiento y compartir más que entienden la idea.

5. Qué preguntas tienes todavía? Esta es una gran pregunta para terminar porque permite a los estudiantes ofrecer las preguntas que tienen sobre la información.

Además de hacer preguntas efectivas a sus estudiantes, asegúrese de que tienen tiempo para pensar en su pregunta. Dependiendo de su edad, la profundidad del material y su nivel de comodidad, el tiempo varía. Hace bien en esforzarse por permanecer en silencio y esperar a que las manos se levanten.

Para ayudar a que los estudiantes se sientan más cómodos y confiados a la hora de responder a las preguntas y de formular las suyas propias, invite a sus alumnos a girarse y hablar de la respuesta con su vecino. Esto permite que todos se hagan oír y les da la oportunidad de practicar su respuesta antes de compartirla con toda la clase.

Para que empieces, aquí tienes una breve lista de algunas grandes preguntas que debes hacer a tus alumnos:

1. Reflexiona sobre tu pensamiento, aprendizaje y trabajo de hoy. ¿De qué estás más orgulloso?

2. ¿Qué es lo que más te gusta de la escuela? ¿Qué te gustaría que cambiara?

3. ¿Cuándo sientes que se te respeta?

4. ¿Dónde has encontrado una lucha hoy? ¿Cómo lo has afrontado?

5. ¿Qué aspecto de tu pensamiento, aprendizaje o trabajo de hoy te ha producido mayor satisfacción?

6. ¿Qué te inspira en la escuela?

7. ¿Quién te ayuda a recuperarte de los contratiempos?

8. ¿Cuándo tienes la oportunidad de ser un líder?

9. ¿Cómo te gusta que te saluden?

10. ¿Cuándo te sientes más seguro/inseguro?

11. Cuándo sientes que te escuchan?

12. ¿Qué puntos fuertes aportas al aula?

13. ¿Qué es lo que te frustra? ¿Cómo piensas afrontar esa frustración?

14. ¿Qué lecciones ha aprendido hoy del fracaso?

15. ¿Dónde tuvo éxito y quién podría beneficiarse de lo que ha aprendido?

16. Cuáles son tus próximos pasos? Qué puedes hacer ahora para navegar por el camino que tienes por delante con el mayor éxito?

17. ¿Qué te ha despertado la curiosidad hoy?

18. ¿Quién cree que puedes tener éxito?

19. Cómo te he ayudado hoy?

¿Cómo te he obstaculizado? Qué puedo hacer mañana para ayudarte más?

20. Cómo has ayudado hoy a la clase? Cómo has entorpecido la clase hoy? Qué puedes hacer mañana para ayudar más a tus compañeros?

21. ¿Qué te ayuda a sentirte acogido?

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