¡Este odio o «enemistad» como lo llama la biblia fue PUESTO DELIBERADAMENTE POR DIOS MISMO! Hago hincapié en este punto por una razón. Esta enemistad está ahí para que nosotros, como criaturas creadas por Dios, no nos perdamos para siempre; para que todavía podamos ser redimidos. Si nos hubiéramos convertido en algún momento en aliados de Satanás en esta guerra por el control del cielo, la tierra y todo lo que hay en ella, entonces habríamos sido relegados, como raza de seres, al eterno montón de cenizas de la historia eterna, o a las eternas «tinieblas exteriores», como se refiere a ellas la Biblia. Aunque también somos una criatura caída, todavía tenemos la chispa divina de bondad que nos diferencia de estas criaturas caídas. Hay muy poco en lo que cualquier denominación o facción del cristianismo esté completamente de acuerdo, pero para aquellos experimentados en el campo de la liberación (o exorcismos como se refiere la Iglesia Católica) están universalmente de acuerdo en que estas criaturas que una vez descubiertas y expuestas son impulsadas por motivos puramente malvados. Ellos NUNCA, JAMÁS tienen en mente el bienestar de la persona que habitan. Su total y completa preocupación es vivir y continuar su existencia a través de la persona en la que habitan. ¿Qué enfermizo y retorcido deseo pueden cumplir a través de tu carne? Esto, francamente, es todo su plan de juego. Eventualmente, como la biblia nos dice, que Satanás viene solo a «matar, robar y destruir» (Juan 10:10) el eventualmente tomara tu vida. El demonio se mueve hacia el siguiente huésped lamentable, por lo general un miembro de la familia, ya que prefieren las cosas familiares.
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