Los médicos tienen muchos deberes hacia sus pacientes. Sus responsabilidades abarcan sus propias acciones, así como las órdenes que dan a sus ayudantes, como las enfermeras, los estudiantes de medicina y los residentes. Estas son las obligaciones del médico hacia los pacientes.

Diagnóstico y tratamiento del paciente

En términos legales, los médicos tienen una obligación de medios hacia sus pacientes, no una obligación de resultado. Esto significa que tienen que tomar las medidas adecuadas disponibles para hacer el diagnóstico correcto, proporcionar el tratamiento y el seguimiento de la evolución de sus pacientes.

Los médicos deben basar su actuación en información científica actualizada y utilizar los tratamientos reconocidos de forma correcta.

Deben tratar a sus pacientes con atención y conciencia.

Los médicos deben reconocer sus propios límites: en caso de duda, deben obtener información de otras personas o derivar a los pacientes a especialistas.

El deber de tratar a los pacientes incluye la obligación de

  • prescribir la medicación adecuada,
  • informar a los pacientes sobre las ventajas, desventajas, riesgos y alternativas en relación con un tratamiento u operación propuestos, y
  • proporcionar un seguimiento adecuado al paciente en un plazo de tiempo razonable.
    • Por ejemplo, después de un tratamiento, el médico debe realizar el seguimiento médico que requiera el estado de salud del paciente o, al menos, asegurarse de que un colega u otro profesional realice el seguimiento.

      Informar al paciente

      Los médicos deben dar a sus pacientes toda la información que necesitan para tomar decisiones libres e informadas. Por ejemplo, los médicos deben informar a sus pacientes sobre lo siguiente:

      • diagnóstico
      • naturaleza, objetivo y gravedad del tratamiento
      • riesgos del tratamiento
      • otras opciones de tratamiento
        • El deber de información del médico también incluye responder a las preguntas de los pacientes.

          El deber del médico es hacia los propios pacientes, las personas que toman decisiones en nombre de los pacientes o los padres de los niños menores de 14 años.

          Los médicos deben explicar las posibilidades de éxito y el riesgo de fracaso del tratamiento sugerido, teniendo en cuenta la condición específica del paciente.

          Los médicos también deben informar a sus pacientes sobre los posibles efectos negativos de un tratamiento. Sin embargo, es imposible que un médico hable de todos los riesgos posibles; los médicos deben informar a sus pacientes sobre los riesgos previsibles, es decir, los riesgos que tienen más probabilidades de ocurrir. Los médicos también deben informar a los pacientes sobre cualquier riesgo poco frecuente que pueda tener consecuencias graves.

          El alcance del deber de información depende de las circunstancias y del paciente en cuestión.

          Para algunos tipos de tratamientos, los médicos están obligados a dar una información más completa y específica sobre los riesgos. Este es el caso, por ejemplo, de los tratamientos puramente experimentales, así como de los tratamientos que no tienen como objetivo curar una enfermedad o lesión, como algunos tipos de cirugía plástica. En estos casos, los médicos deben informar a los pacientes de todos los riesgos posibles y poco frecuentes.

          Obtención del consentimiento libre e informado del paciente

          La razón que subyace al deber de los médicos de proporcionar información a los pacientes es darles toda la información que necesitan para tomar decisiones libres e informadas con pleno conocimiento de causa sobre el tratamiento y los cuidados ofrecidos. Cuando un paciente acepta el tratamiento o los cuidados, esto se denomina consentimiento.

          El deber de obtener el consentimiento de los pacientes es un proceso continuo. Por eso hay que mantener a los pacientes informados de cualquier novedad sobre sus estados de salud y los tratamientos que reciben.

          Respeto a la confidencialidad

          Los médicos tienen el deber de respetar la confidencialidad de sus pacientes. Esto se llama a veces el deber de secreto profesional.

          Este deber abarca tanto la información que los pacientes cuentan a sus médicos como los datos que los médicos descubren sobre sus pacientes como parte de la relación médico-paciente.

          El secreto profesional pertenece al paciente, no al médico. Los médicos no pueden revelar lo que sus pacientes les cuentan, a menos que éstos renuncien a la confidencialidad de la información o si la ley lo permite. Por ejemplo, la Ley de Salud Pública dice que ciertas enfermedades deben ser comunicadas a los organismos de salud pública.

          Además, los médicos pueden revelar cierta información confidencial cuando tienen razones muy poderosas para hacerlo relacionadas con la salud o la seguridad del paciente o de las personas cercanas a él.

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