El cuerpo de los corredores se somete a muchos golpes que pueden conducir a condiciones médicas que causan dolor de cadera o muslo. El diagnóstico puede ser un reto porque puede haber más de una afección en un momento dado.
Un paciente puede ayudar a su médico a hacer un diagnóstico preciso anotando el patrón de los síntomas, incluyendo la ubicación exacta del dolor, cuándo se produce y qué hace que desaparezca.
Bursitis trocantérica mayor (bursitis de cadera)
Este tipo de bursitis tiende a causar sensibilidad y dolor en la parte exterior de la cadera. A medida que los síntomas progresan, el dolor puede irradiarse hacia la parte exterior del muslo y, en ocasiones, hacia la nalga, la ingle y la parte baja de la espalda.
El trocánter mayor es una prominencia ósea en el fémur (hueso del muslo). La bursa trocantérica es un pequeño saco lleno de líquido que sirve de amortiguador y lubricante entre el trocánter mayor y la banda iliotibial (IT), una gruesa pieza de tejido conectivo que se extiende desde la cadera hasta la parte superior de la tibia (espinilla).
En los corredores, la bursa trocantérica puede sufrir frecuentes «minitraumatismos». Con el tiempo, la bursa se inflama, provocando síntomas dolorosos. Una banda IT tensa puede exacerbar la bursitis de cadera.
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Fractura por estrés en la cadera
Una rotura ósea traumática es causada por una lesión única, pero una fractura por estrés es causada por un esfuerzo repetitivo en un hueso. El impacto del footing puede hacer que se desarrolle una pequeña grieta en la cabeza del fémur (cadera). Los corredores que tienen osteoporosis tienen un mayor riesgo de sufrir fracturas por estrés.
El dolor de una fractura por estrés aumentará gradualmente y se hará más pronunciado. El dolor es más perceptible durante y después de la actividad y menos perceptible después de dormir, cuando el hueso ha tenido tiempo de descansar. Presionar la piel sobre la cadera puede causar dolor.
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Si se sospecha de una fractura por estrés pero no se confirma, un médico puede recomendar comenzar un tratamiento no quirúrgico de inmediato. Un diagnóstico definitivo puede requerir imágenes avanzadas, como una resonancia magnética o una gammagrafía ósea.
Lesión de los músculos de la cadera y el muslo
Una distensión leve puede hacer que una persona se sienta rígida y dolorida, pero aún podrá caminar y trotar (aunque puede ser un poco incómodo). Este tipo de distensión muscular, definida por pequeños desgarros en el músculo, puede estar causada por el uso excesivo o la falta de acondicionamiento. Esta afección suele necesitar sólo una o dos semanas para recuperarse.
En cambio, una distensión muscular grave, definida por una rotura completa del músculo, puede producirse de forma repentina. La lesión puede ser bastante dolorosa y causar una inflamación inmediata seguida de hematomas. Una persona con una distensión muscular grave puede no ser capaz de caminar con normalidad y puede necesitar meses para recuperarse.
En el caso de los corredores, el glúteo medio, los isquiotibiales, los cuádriceps y los músculos inguinales de las caderas y los muslos son susceptibles de sufrir lesiones.
Músculo glúteo medio
El glúteo medio es uno de los músculos que se lesionan con más frecuencia en los corredores y suele desarrollarse por exceso de uso. Una persona con una distensión del glúteo medio puede sentir un dolor sordo en la parte exterior de la cadera y el glúteo y puede resultar incómodo tumbarse sobre el lado afectado.
El glúteo medio recorre la parte exterior de la articulación de la cadera. Al estar situados en la misma zona, la inflamación o lesión que afecta al glúteo medio puede afectar a la bursa trocantérica mayor, y viceversa. La parte superior de la banda iliotibial (IT), que también se desplaza por la parte exterior de la articulación de la cadera, también puede verse afectada.
Músculos isquiotibiales
Los corredores, especialmente los que realizan entrenamientos de sprint, pueden forzar los músculos de la parte posterior de los muslos, llamados músculos isquiotibiales. La lesión traumática de los isquiotibiales puede producirse cuando un corredor se impulsa desde el suelo, forzando al músculo a soportar una carga importante mientras está totalmente o casi totalmente extendido. El atleta puede sentir un dolor agudo o un «pop» claro y verse obligado a dejar de correr. Una distensión más leve puede no sentirse hasta el día siguiente, cuando el corredor se despierta sintiendo rigidez y dolor en la parte posterior de la pierna.
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El dolor y la rigidez en la parte delantera de los muslos indican una lesión en uno o más de los músculos del cuádriceps. Al igual que otros músculos, los de los cuádriceps pueden sufrir una distensión por uso excesivo si no están bien acondicionados. Por otra parte, puede producirse una lesión repentina si el corredor acelera de repente o se detiene en seco.
Músculos de la ingle
Los músculos de la parte interior del muslo se denominan músculos aductores, o músculos de la ingle. Es menos probable que estos músculos se lesionen al correr que al esprintar y realizar giros rápidos (por ejemplo, al practicar deportes como el fútbol o el fútbol americano).
Muchas lesiones musculares inguinales de leves a moderadas pueden ser autodiagnosticadas y tratadas. Si un corredor tiene un dolor persistente en la ingle y busca atención médica, un médico puede querer descartar otras posibles afecciones con síntomas similares, como una hernia, un nervio pellizcado y desgarros en el labrum de la articulación de la cadera.
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El tratamiento de un músculo desgarrado suele incluir reposo y medicamentos antiinflamatorios. Una vez que los síntomas disminuyan, los corredores deben volver a una rutina de ejercicios que incluya ejercicios de fortalecimiento y estiramientos suaves.
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Si un dolor de cadera o muslo no mejora con el reposo en dos o tres semanas, o si el dolor es intenso, se justifica la atención médica. En raras ocasiones, cuando hay un desgarro muscular grave, se recomienda la cirugía.
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