La insuficiencia vertebrobasilar es una afección caracterizada por un flujo sanguíneo deficiente hacia la parte posterior (trasera) del cerebro, que está alimentada por dos arterias vertebrales que se unen para convertirse en la arteria basilar. La obstrucción de estas arterias se produce con el tiempo a través de un proceso denominado aterosclerosis, o acumulación de placa. Las placas están formadas por depósitos de colesterol, calcio y otros componentes celulares. No sólo endurecen las arterias, sino que crecen con el tiempo y pueden obstruir o incluso bloquear el flujo de sangre al cerebro.
Las arterias vertebrobasilares suministran oxígeno y glucosa a las partes del cerebro responsables de la conciencia, la visión, la coordinación, el equilibrio y muchas otras funciones esenciales. Tanto la restricción del flujo sanguíneo como su bloqueo completo -denominados eventos isquémicos- tienen graves consecuencias para las células cerebrales. La isquemia se produce cuando el flujo sanguíneo que llega al cerebro daña las células. El infarto se produce cuando las células mueren. Un accidente isquémico transitorio (AIT), o «mini-accidente cerebrovascular», es un evento isquémico que provoca la pérdida temporal de la función cerebral. Si la pérdida de función cerebral resultante es permanente, se denomina ictus (infarto o ataque cerebral). Un ictus puede estar causado por una obstrucción en la arteria vertebral o basilar o por la rotura de un trozo de placa (émbolo) que se desplaza río abajo y bloquea una parte del flujo sanguíneo al cerebro.
Anatomía básica
Las arterias vertebrales son ramas de las arterias subclavias (de las extremidades superiores). Nacen, una a cada lado del cuerpo, atraviesan la columna vertebral (espina dorsal) en la parte posterior del cuello y entran en el cráneo a través del orificio de la base del cráneo llamado foramen magnum. Dentro del cráneo, las dos arterias vertebrales se unen para formar la arteria basilar en la base del bulbo raquídeo. La arteria basilar suministra ramas arteriales al tronco cerebral, al cerebelo y a los lóbulos occipitales, que controlan el sistema nervioso autónomo (funciones inconscientes como la respiración, el ritmo cardíaco, etc.), el nivel de conciencia, la coordinación, el equilibrio y la visión.
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