La Organización Mundial de la Salud define la Educación en Habilidades para la Vida como «las habilidades para un comportamiento adaptativo y positivo que permiten a los individuos enfrentarse eficazmente a las demandas y desafíos de la vida diaria». La adolescencia, una etapa vital de crecimiento y desarrollo, marca el periodo de transición de la infancia a la edad adulta. Caracterizada por los rápidos cambios fisiológicos y la maduración psicosocial, estos son realmente los años de la creatividad, el idealismo, la alegría y el espíritu de aventura.
En la Fundación Milagro, consideramos que esta fase de la vida de un niño es crucial. Estos años comprenden la experimentación y la asunción de riesgos, la cesión a la presión negativa de los compañeros, la toma de decisiones desinformadas sobre cuestiones cruciales, especialmente relacionadas con su cuerpo y su sexualidad.
Este mes, hemos llevado a cabo una sesión de educación para la vida sobre cómo afrontar las emociones en el Hogar de Niños Deepalaya. Los participantes tenían más de 13 años y era un grupo mixto de chicas y chicos. Nuestro formador de LSE comenzó la sesión con un pequeño debate interactivo sobre las distintas emociones, sus implicaciones y fuentes, etc. Se explicó que hacer frente a las emociones significa reconocer las emociones en nosotros y en los demás y ser conscientes de cómo las emociones influyen en el comportamiento. Debemos ser capaces de responder a las emociones de forma adecuada. Las emociones intensas como la ira o la tristeza pueden tener efectos negativos en nuestra salud si no respondemos adecuadamente.
Los niños recibieron hojas de trabajo individuales para comenzar con la primera actividad sobre «Alternativas a la ira». Después de un largo debate, los niños estuvieron de acuerdo en que la ira no era saludable para ellos y que era crucial aprender a controlar y expresar nuestra ira de manera constructiva. La otra actividad sobre «Cómo afrontar la pérdida» fue muy apreciada por los niños. El facilitador les llevó a través de ejemplos reales compartidos por el propio grupo. Aprendieron sobre las emociones asociadas a la pérdida y los mecanismos de afrontamiento recomendados para ello. El formador también compartió con los niños sugerencias sencillas para superar la depresión y controlar la ira.
La sesión concluyó con la misma energía y entusiasmo con que empezó. Tanto los niños como los cuidadores apreciaron sinceramente la sesión. Prometieron que intentarían aplicar las lecciones de hoy en su vida cotidiana. Fue conmovedor ver que los niños se sentían cómodos abriendo sus corazones delante del grupo participante. Parecía que había mucho encerrado en sus pequeños corazones y que estaban esperando para verterlo.Estos niños están en una etapa de la vida en la que sus emociones y su energía requieren una dirección positiva.
La Fundación Milagro entiende la necesidad de orientación y dirección para el desarrollo general de estos niños. Nos aseguramos de que todos los niños de nuestros hogares reciban apoyo para atravesar estos momentos decisivos de sus vidas sin esfuerzo.
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