Aplicaciones de la hipnosis

Las técnicas utilizadas para inducir la hipnosis comparten características comunes. La consideración más importante es que la persona que va a ser hipnotizada (el sujeto) esté dispuesta a cooperar y que confíe en el hipnotizador. Se invita a los sujetos a relajarse cómodamente y a fijar la mirada en algún objeto. El hipnotizador continúa sugiriendo, normalmente en voz baja y tranquila, que la relajación del sujeto aumentará y que sus ojos se cansarán. Pronto los ojos del sujeto muestran signos de fatiga y el hipnotizador sugiere que se cierren. El sujeto permite que sus ojos se cierren y entonces comienza a mostrar signos de profunda relajación, como flacidez y respiración profunda. Ha entrado en el estado de trance hipnótico. Una persona será más receptiva a la hipnosis cuando crea que puede ser hipnotizada, que el hipnotizador es competente y digno de confianza, y que la empresa es segura, apropiada y congruente con los deseos del sujeto. Por lo tanto, la inducción suele ir precedida del establecimiento de una relación adecuada entre el sujeto y el hipnotizador.

Las inducciones ordinarias de la hipnosis comienzan con sugestiones sencillas y no controvertidas realizadas por el hipnotizador que casi inevitablemente serán aceptadas por todos los sujetos. En esta fase, ni el sujeto ni el hipnotizador pueden saber fácilmente si el comportamiento del sujeto constituye una respuesta hipnótica o una mera cooperación. Luego, gradualmente, se dan sugestiones que exigen una distorsión creciente de la percepción o la memoria del individuo; por ejemplo, que es difícil o imposible que el sujeto abra los ojos. También pueden utilizarse otros métodos de inducción. El proceso puede durar mucho tiempo o sólo unos segundos.

Los fenómenos hipnóticos resultantes difieren notablemente de un sujeto a otro y de un trance a otro, dependiendo de los fines que se persigan y de la profundidad del trance. La hipnosis es un fenómeno de grados, que va de los estados de trance ligeros a los profundos, pero sin una constancia fija. Sin embargo, todo comportamiento en trance se caracteriza por una simplicidad, una franqueza y una literalidad de comprensión, acción y respuesta emocional que sugieren la infancia. Las sorprendentes habilidades mostradas por algunas personas hipnotizadas parecen derivar en parte de la restricción de su atención a la tarea o situación en cuestión y su consecuente liberación de la tendencia consciente ordinaria a orientarse constantemente hacia eventos que distraen, incluso irrelevantes.

El fenómeno central de la hipnosis es la sugestionabilidad, un estado de receptividad y capacidad de respuesta muy aumentada a las sugerencias y estímulos presentados por el hipnotizador. Las sugestiones adecuadas del hipnotizador pueden inducir una amplia gama de respuestas psicológicas, sensoriales y motoras en las personas que están profundamente hipnotizadas. Mediante la aceptación y la respuesta a las sugestiones, el sujeto puede ser inducido a comportarse como si fuera sordo, ciego, paralizado, alucinado, delirante, amnésico o insensible al dolor o a las posturas corporales incómodas; además, el sujeto puede mostrar diversas respuestas de comportamiento que considera como una respuesta razonable o deseable a la situación que ha sido sugerida por el hipnotizador.

Una manifestación fascinante que puede obtenerse de un sujeto que ha estado en trance hipnótico es la de la sugestión y la conducta posthipnótica; es decir, la ejecución por parte del sujeto, en algún momento posterior, de las instrucciones y sugerencias que se le dieron mientras estaba en trance. Con la amnesia adecuada inducida durante el estado de trance, el individuo no será consciente de la fuente de su impulso para realizar el acto instruido. La sugestión posthipnótica, sin embargo, no es un medio particularmente poderoso para controlar el comportamiento cuando se compara con la voluntad consciente de una persona para realizar acciones.

Muchos sujetos parecen incapaces de recordar los eventos que ocurrieron mientras estaban en hipnosis profunda. Esta «amnesia posthipnótica» puede ser el resultado espontáneo de la hipnosis profunda o de una sugestión del hipnotizador mientras el sujeto está en estado de trance. La amnesia puede incluir todos los acontecimientos del estado de trance o sólo algunos elementos seleccionados, o puede manifestarse en relación con asuntos no relacionados con el trance. La amnesia posthipnótica puede eliminarse con éxito mediante sugestiones hipnóticas apropiadas.

La hipnosis ha sido avalada oficialmente como método terapéutico por asociaciones médicas, psiquiátricas, dentales y psicológicas de todo el mundo. Se ha comprobado que es muy útil para preparar a las personas para la anestesia, mejorar la respuesta al fármaco y reducir la dosis necesaria. En el parto es especialmente útil, ya que puede ayudar a aliviar el malestar de la madre al tiempo que se evitan los anestésicos que podrían perjudicar la función fisiológica del niño. La hipnosis se ha utilizado a menudo en los intentos de dejar de fumar, y es muy apreciada en el tratamiento del dolor que de otro modo sería intratable, incluido el del cáncer terminal. Es valiosa para reducir el miedo común a los procedimientos dentales; de hecho, las mismas personas a las que los dentistas consideran más difíciles de tratar suelen responder mejor a la sugestión hipnótica. En el ámbito de la medicina psicosomática, la hipnosis se ha utilizado de diversas maneras. Se ha entrenado a los pacientes para que se relajen y lleven a cabo, en ausencia del hipnotizador, ejercicios que han tenido efectos saludables en algunas formas de hipertensión arterial, dolores de cabeza y trastornos funcionales.

Aunque la inducción de la hipnosis requiere poca formación y ninguna habilidad especial, cuando se utiliza en el contexto del tratamiento médico, puede ser perjudicial cuando la emplean personas que carecen de la competencia y la habilidad necesarias para tratar esos problemas sin el uso de la hipnosis. Por otra parte, la hipnosis ha sido condenada en repetidas ocasiones por diversas asociaciones médicas cuando se utiliza con fines puramente de entretenimiento público, debido al peligro de reacciones posthipnóticas adversas al procedimiento. De hecho, a este respecto, varios países han prohibido o limitado las demostraciones comerciales o públicas de la hipnosis. Además, muchos tribunales de justicia se niegan a aceptar el testimonio de personas que han sido hipnotizadas con el fin de «recuperar» recuerdos, porque tales técnicas pueden llevar a la confusión entre la imaginación y los recuerdos.

Martin T. OrneA. Gordon HammerLos editores de la Enciclopedia Británica

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