Después de ver una araña o un escarabajo escurrirse junto a ti, es normal tener una sensación espeluznante, incluso si sabes que no hay nada sobre ti. Sin embargo, para muchas personas, la sensación persistente de insectos o parásitos fantasmas arrastrándose bajo la piel -conocida como formicación- es muy real, informa Newsweek.

La afección se denomina infestación delirante y, aunque se han documentado casos en todo el mundo, no se ha investigado lo suficiente como para determinar si se trata de una afección cutánea o un trastorno psicológico. Sin embargo, dos nuevos estudios intentan arrojar luz sobre esta misteriosa dolencia que puede provocar síntomas como picor, fatiga, dolor en las articulaciones, erupciones o lesiones y dificultad para concentrarse. Algunas personas han informado de que se arrancan «fibras» de la piel.

Investigadores de la Clínica Mayo y del Hospital Universitario Aarhus de Dinamarca creen que decenas de miles de estadounidenses podrían padecer esta dolencia, lo que la hace más común de lo que se pensaba. Su estudio, publicado en la revista JAMA Dermatology, descubrió que las personas que padecen esta afección suelen ser «resistentes a las pruebas médicas y reticentes a la evaluación psiquiátrica.» Algunos pacientes, convencidos de que tienen algo que se arrastra bajo su piel, se autolesionan con pinzas, lejía u hojas de afeitar.

Los investigadores no llegaron a calificarla de condición psicológica, pero sí concluyeron que la esquizofrenia, la demencia, otras condiciones psiquiátricas y el consumo de drogas pueden desencadenar la infestación delirante en algunos casos, informa Science News.

Otro nuevo estudio, publicado en la revista Annals of the Academy of Medicine of Singapore , también parecía favorecer una explicación psicológica para la condición. Los investigadores señalaron que los pacientes chinos con la afección fueron tratados con antipsicóticos, y 10 de los 11 pacientes con casos aislados de infestación delirante (que no tenían otros trastornos subyacentes) mejoraron con la medicación.

Sin embargo, otros investigadores han sacado conclusiones diferentes, argumentando que la afección es la respuesta de la piel a los «patógenos transmitidos por garrapatas», típicamente asociados con la enfermedad de Lyme. La afección ha recibido varios nombres a lo largo de los años, incluida la enfermedad de Morgellons, un término acuñado en 2004 por una investigadora médica y madre que dice haber encontrado «fibras» en la piel de su hijo pequeño después de que éste no dejara de rascarse los «bichos» que, según él, había allí. Independientemente del origen, lo que está claro es que la afección tiene consecuencias muy reales para quienes la padecen, y se necesita más investigación para encontrar tratamientos adecuados.

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