El pueblo Bajau ha vivido durante mucho tiempo en las aguas del sudeste asiático, donde han evolucionado hasta convertirse en seres marinos con cuerpos como ningún otro humano del planeta Tierra.
Claudio Sieber / Barcroft Images / Barcroft Media via Getty ImagesGente Bajau en el mar cerca de Semporna, Malasia, en 2017.
Viven en las aguas del sudeste asiático, habitan en barcos y viven del mar sin apenas tener una patria que llamen suya. Tienen poco sentido del tiempo y de la edad: apenas hay relojes, calendarios, cumpleaños y similares para ellos. E incluso han evolucionado para la vida en el mar, con órganos internos y capacidades corporales distintas a las nuestras.
Son los Bajau, a veces llamados «gitanos del mar», y no se parecen a ningún otro humano en todo el planeta Tierra. Comprueba tú mismo cómo viven en la siguiente galería:
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Historia del pueblo Bajau
Wikimedia CommonsCacique del pueblo Bajau. 1954.
El origen exacto del pueblo Bajau sigue siendo desconocido. Pero sí sabemos lo suficiente para trazar el camino básico de su historia.
Un grupo étnico de origen malayo, el pueblo Bajau ha vivido casi exclusivamente en el agua durante siglos. Aunque han existido otros grupos de «nómadas del mar» en la historia, los Bajau pueden ser el último pueblo marinero que sigue existiendo en la actualidad.
Residen en el sureste de Asia, en las aguas del suroeste de Filipinas. Se trata de un pueblo migratorio que va de un lugar a otro y que no está vinculado oficialmente a ninguno de los países vecinos.
Sin un registro oficial del Estado, ni siquiera una historia escrita propia, la historia del pueblo Bajau está arraigada en su propio y único folclore y tradiciones, con una historia oral que se transmite de generación en generación.
Una de esas historias que capta la esencia de su historia cuenta la historia de un hombre cuyo nombre real era Bajau. Un hombre muy grande, su gente lo seguía al agua porque su masa corporal desplazaba suficiente agua como para que el río se desbordara, facilitando la recolección de peces.
Acabaron por acudir a él con el único fin de que les ayudara a recoger los peces. Las tribus vecinas, celosas de la ventaja que daba a su pueblo, conspiraron para matarlo lanzando flechas envenenadas a Bajau. Pero él sobrevivió, las tribus vecinas se rindieron y el pueblo Bajau siguió viviendo.
Maestros del océano
Wikimedia CommonsUna regata Bajau en Semporna. 2015.
Los Bajau, que se ganan la vida principalmente con la pesca, viven en largas casas flotantes conocidas como lepas. Residen principalmente en las aguas de Indonesia, Malasia y Filipinas, y suelen desembarcar para comerciar o buscar refugio durante las tormentas. Cuando no viven en barcos, suelen hacerlo en pequeñas viviendas construidas sobre pilotes en el agua.
Debido a que los Bajau están expuestos al agua con tanta frecuencia y desde tan temprano, desarrollan un dominio del océano difícil de igualar. Los niños aprenden a nadar desde pequeños y comienzan a pescar y cazar a partir de los ocho años.
Como resultado, la mayoría de los Bajau son expertos apneístas. Son capaces de sumergirse hasta profundidades de más de 230 pies, pueden permanecer sumergidos a 60 pies bajo el agua durante varios minutos y suelen pasar un total de unas cinco horas al día bajo el agua.
De hecho, han evolucionado para vivir sobre y bajo el agua de una forma que los hace científicamente distintos al resto de seres humanos. Una investigación publicada en la revista Cell en 2018 descubrió que los Bajau tienen el bazo un 50 por ciento más grande que la media de los humanos de las zonas vecinas.
Cuando las personas bucean, el bazo se contrae y se libera una reserva de glóbulos rojos oxigenados en el torrente sanguíneo. Un bazo más grande significa una mayor reserva de glóbulos rojos y, por tanto, más oxígeno y una mayor capacidad para permanecer bajo el agua.
Los Bajau también han desarrollado una notable visión bajo el agua. Estas habilidades les dan la ventaja de poder cazar tesoros marinos más difíciles de conseguir, como perlas y pepinos de mar.
Cada día, los buceadores pasan horas bajo el agua durante las cuales capturan entre dos y 18 libras de pescado. Y lo único que llevan para facilitar las inmersiones son unas gafas de madera, sin trajes de neopreno ni aletas.
Debido a que pasan gran parte de su tiempo buceando, muchos de los Bajau acaban con los tímpanos rotos gracias a la presión bajo el agua – y algunos se perforan los tímpanos a propósito para facilitar el buceo.
Además de bucear, utilizan redes y líneas para pescar, así como arpones artesanales para la pesca submarina.
Melisssa Ilardo, una genetista que pasó tres veranos con los Bajau, dijo: «Tienen un control total de su respiración y de su cuerpo. Pescan con el arpón, sin problemas, al primer intento»
El pueblo Bajau hoy
Wikimedia CommonsUn hombre Bajau posa con su hija. 2015.
Hoy en día, cada vez son más los bajau que viven en tierra (algunos grupos llevan mucho tiempo viviendo en tierra, ya que no existe un grupo de personas completamente unificado identificado como bajau). Por varias razones, es posible que la generación actual sea la última capaz de mantenerse fuera del agua.
Por un lado, el comercio mundial de pescado ha alterado las tradiciones pesqueras y los ecosistemas del pueblo bajau.
La mayor competencia en materia de pesca ha obligado a los Bajau a empezar a utilizar tácticas más comerciales para capturar peces, incluyendo el uso de cianuro y dinamita.
Los Bajau también han pasado a utilizar una madera más pesada para fabricar sus embarcaciones porque la madera más ligera que solían utilizar procedía de un árbol que actualmente está en peligro de extinción. Las nuevas embarcaciones requieren motores, lo que supone un gasto en combustible.
El estigma asociado a ser nómada también ha obligado a muchos a abandonar su estilo de vida. Ser aceptados por las culturas circundantes les permite acceder a programas gubernamentales que les proporcionan ayudas y beneficios que no recibirían de otro modo.
Pero para los Bajau, la pesca no es sólo un oficio y el agua no es sólo un recurso. En el centro de su identidad está su relación con el océano y sus habitantes. Así que cuando se trata de la conservación, no se trata sólo de conservar la vida marina, sino también su cultura – y las aguas que han llamado hogar durante siglos.
Después de esta mirada al pueblo Bajau, lee sobre los isleños del Pacífico que tienen ADN vinculado a ningún ancestro humano conocido. A continuación, consulta datos interesantes sobre el mundo que te convertirán en la persona más inteligente de la sala.
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