Hammond y Horn estaban tan convencidos de estos resultados que los habían presentado un par de meses antes, en junio de 1954, en la conferencia anual de la Asociación Médica Americana. Hammond y Horn, que antes eran fumadores empedernidos de cigarrillos, se habían pasado a la pipa en el momento de la reunión (aunque más tarde llegaron a la conclusión de que fumar en pipa también provocaba cáncer).

Los resultados de Hammond y Horn tuvieron una importancia única en su momento, dice la doctora Susan Gapstur, vicepresidenta del programa de investigación epidemiológica de la Sociedad Americana del Cáncer. «Su estudio -junto con el del médico británico realizado más o menos en la misma época- fueron los dos primeros grandes estudios prospectivos que establecieron una relación entre el tabaquismo y el posterior riesgo de muerte por cáncer de pulmón y otras enfermedades.»

Un estudio aún más grande y una carta al presidente Kennedy

Tras su éxito con el primer estudio de cohortes, Hammond y la Sociedad Americana del Cáncer iniciaron en 1959 un estudio de seguimiento a largo plazo más grande y sólido, denominado Estudio de Prevención del Cáncer I (CPS-I). En esta ocasión, 68.000 voluntarios, repartidos por 25 estados, reclutaron a más de un millón de hombres y mujeres.

Los datos que Hammond recopiló a través de este estudio proporcionaron más pruebas concluyentes sobre los efectos nocivos del tabaquismo y contribuyeron en gran medida al histórico Informe del Cirujano General sobre el tabaquismo y la salud de 1964. Ese informe condujo a cambios radicales en la política sobre el tabaco en los Estados Unidos y desempeñó un papel importante en la reducción del consumo de tabaco en todo el país.

La creación de ese informe que cambió el panorama comenzó con una carta enviada al presidente John F. Kennedy en junio de 1961. En ella, los líderes de la Sociedad Americana del Cáncer, la Asociación Americana de Salud Pública y la Asociación Nacional de Tuberculosis instaron a Kennedy a formar una comisión nacional sobre el tabaquismo para encontrar «una solución a este problema de salud…» Kennedy pidió a su cirujano general, Luther Terry, que se ocupara de ello.

Terry formó un comité asesor para estudiar las pruebas disponibles sobre el tabaquismo y la salud. En el transcurso de más de un año, los miembros analizaron 16 estudios independientes, realizados en 5 países diferentes, durante un período de 18 años.

«Los principales datos sobre las tasas de mortalidad de los fumadores de varios tipos y de los no fumadores provienen de 7 grandes estudios prospectivos de hombres», según el informe del cirujano general de 1964. Estos estudios, cuando se combinan, consisten en datos de 1.123.000 hombres, más de la mitad de los cuales proceden del Estudio Hammond-Horn de la Sociedad Americana del Cáncer y del Estudio de Prevención del Cáncer-I.

Terry publicó el informe final el 11 de enero de 1964 – hace 50 años. Concluyó que: «El tabaquismo es un peligro para la salud lo suficientemente importante en los Estados Unidos como para justificar la adopción de medidas correctivas apropiadas»

Esa firme sentencia impulsó los esfuerzos para dejar de fumar en todo el país. Y desde entonces, la tasa de tabaquismo en Estados Unidos se ha reducido a más de la mitad.

Aunque la tasa de mortalidad por cáncer de pulmón tardó muchos años en descender desde que se empezó a fumar, con el tiempo lo hizo, y de forma espectacular en el caso de los hombres. En los hombres, las tasas de mortalidad por cáncer de pulmón se han reducido en un 34% desde su máximo en 1990. En las mujeres, las tasas de mortalidad por cáncer de pulmón no empezaron a disminuir hasta 2003 porque las mujeres empezaron a fumar en gran número unas dos décadas más tarde que los hombres. La tasa de mortalidad por cáncer de pulmón entre las mujeres es ahora un 9% inferior a la de su pico en 2002 y se espera que siga disminuyendo.

Preguntas aún por responder sobre el tabaquismo y la salud

Aunque se han hecho progresos, millones de estadounidenses siguen fumando -y muriendo- a causa del tabaco. Para repasar los avances que ha hecho Estados Unidos en los últimos 50 años y ofrecer una llamada de atención sobre lo que queda por hacer para abordar el consumo de tabaco, el cirujano general publicará a finales de enero un nuevo informe sobre tabaquismo y salud.

El informe se basa en las investigaciones que la Sociedad Americana del Cáncer y otras entidades han seguido realizando desde la época de Hammond y Horn. «No se puede sobrestimar la importancia de seguir documentando el elevado número de muertes debidas a los cigarrillos», dice Gapstur, cuyo equipo sigue realizando grandes estudios de seguimiento a largo plazo en EE.UU.

Además, aún no se han respondido todas las preguntas sobre los efectos del tabaquismo en la salud. Gapstur y Jacobs afirman que siguen existiendo preguntas sobre cuestiones como: la exposición al humo de segunda mano, sobre todo en la infancia; los efectos de los cigarrillos electrónicos en la iniciación y el abandono del tabaquismo; y qué ex fumadores tienen un riesgo lo suficientemente alto como para beneficiarse del cribado del cáncer de pulmón.

Mientras los investigadores siguen estudiando el tabaquismo y la salud, siguen siendo necesarios esfuerzos adicionales contra el tabaco, según el doctor Tom Glynn, director de control internacional del cáncer de la Sociedad Americana del Cáncer. «Casi medio millón de estadounidenses y 6 millones de personas en todo el mundo morirán a causa del consumo de tabaco en 2014, pero ya sabemos qué hacer para evitarlo», afirma Glynn.

Pide que se aplique el tratado mundial sobre el tabaco de la Organización Mundial de la Salud, que se sigan aumentando los impuestos sobre los productos del tabaco, que se conviertan los entornos sin humo en la norma y no en la excepción, y que se garantice que el tratamiento de la dependencia del tabaco con base científica esté disponible para todos los que quieran dejar de consumirlo. Glynn también quiere «animar a todos los países a que desarrollen la voluntad política y financiera de eliminar el tabaco como fuente de trastornos sanitarios y económicos»

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