Dos de los trastornos mentales más comunes entre las personas del mundo son la depresión y la ansiedad. Ambos comparten una base biológica. Los estados persistentes de ansiedad o estados de ánimo bajos como los que experimentan las personas con ansiedad clínica y trastornos del estado de ánimo implican cambios en la función de los neurotransmisores. Se cree que los niveles bajos de serotonina desempeñan un papel en ambos, junto con otras sustancias químicas del cerebro como la dopamina y la epinefrina. Aunque los fundamentos biológicos de estos problemas son similares, la ansiedad y la depresión se experimentan de forma diferente.
¿Qué es la depresión?
Algunas personas afirman que están deprimidas cuando simplemente están tristes o decaídas en ocasiones, pero esto es en realidad una parte normal del ser humano. Se puede diagnosticar que una persona tiene depresión o experimenta un episodio depresivo mayor si hay una disminución significativa del estado de ánimo y/o del interés por las actividades que antes disfrutaba.
¿Qué es la ansiedad?
Una persona con trastorno de ansiedad, sin embargo, experimenta miedo, pánico o ansiedad en situaciones en las que la mayoría de las personas no se sentirían ansiosas o amenazadas. Se cree que está causada en parte por un mal funcionamiento de la química cerebral, la ansiedad generalizada no es la aprensión normal que se siente antes de hacer un examen o esperar el resultado de una biopsia. La persona que la padece puede experimentar ataques repentinos de pánico o ansiedad sin ningún desencadenante reconocido y a menudo vive con una preocupación o ansiedad constante.
Síntomas
Hay algunos puntos en común entre la ansiedad y la depresión, por lo que la gente suele confundirlas. Además, muchos de los síntomas de estos trastornos se superponen, creando aún más confusión.
Los síntomas de la depresión incluyen algo más que una tristeza persistente o una sensación de vacío. La depresión puede manifestarse de muchas formas adicionales con los siguientes síntomas, entre otros:
– Pérdida significativa de interés o disfrute en actividades que antes le interesaban.
– Disminución significativa del estado de ánimo.
– Dificultad para dormir (insomnio) o dormir demasiado (hipersomnia).
– Cambio de peso marcado o cambio en el apetito.
– Pérdida significativa de energía/fatiga.
– Disminución de la capacidad de concentración o indecisión.
– Pensamientos persistentes de suicidio.
– Pensamientos de inutilidad o culpabilidad.
– Un cambio significativo en el nivel de actividad (agitación o retraso psicomotor).
Sin embargo, no todas las personas diagnosticadas de depresión experimentarán todos los síntomas.
Mientras que alguien con Ansiedad puede experimentar los siguientes síntomas:
– Dificultad para concentrarse.
– Irritabilidad o sensación de irritación.
– Sensación de tensión en los músculos.
– Inquietud
– Alteración del sueño, típicamente insomnio, debido a la preocupación.
– Tendencia a la fatiga con facilidad
Como puede verse, muchos síntomas de la ansiedad son similares o iguales a los de la depresión. Es el miedo persistente en la ansiedad lo que la diferencia de la depresión.
Diferencia clave
Hay algunas diferencias clave entre la depresión y la ansiedad. La primera es que la depresión es un trastorno del estado de ánimo y la ansiedad es un trastorno nervioso. Sin embargo, no es infrecuente que las personas deprimidas tengan también ansiedad, y viceversa. A esto se le llama tener un doble diagnóstico.
Otra diferencia clave es que la depresión es esencialmente una condición, aunque tiene muchos síntomas diferentes y puede sentirse muy diferente para diferentes personas. Por otro lado, la ansiedad es un término general que abarca una serie de trastornos más específicos. El más común es el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), pero también incluye las fobias, los trastornos de pánico, el trastorno de adaptación y la reacción al estrés.
Tratamientos
Cuando se trata de trastornos de depresión y ansiedad, las dos categorías principales de tratamiento son las terapias psicológicas y los medicamentos. Las terapias psicológicas consisten en hablar de los pensamientos y sentimientos con un profesional cualificado. Un ejemplo de ello es la terapia cognitivo-conductual, cuyo objetivo es abordar la forma en que interactúan los pensamientos, los sentimientos y los comportamientos. Los medicamentos llamados antidepresivos pueden utilizarse tanto para la depresión como para los trastornos de ansiedad, y son eficaces para muchas personas.
Además, el ejercicio, los pasatiempos, los ejercicios de respiración y la meditación de atención plena son algunos de los métodos alternativos que se han utilizado para ayudar a las personas a manejar la ansiedad. En muchos casos, también pueden ayudar con la depresión. La clave es que pueden ser exitosos para fomentar la recuperación sin el riesgo de tomar drogas que pueden contribuir a problemas de abuso de sustancias y adicción, y causar otros problemas de salud.
Si estás luchando con tu estado de ánimo o algunos de los síntomas mencionados aquí te son familiares, es importante buscar ayuda. Sin tratamiento, estos trastornos pueden restringir la capacidad de una persona para trabajar, mantener relaciones o incluso salir de casa. No te preocupes por etiquetar lo que estás experimentando como ansiedad o depresión. Lo importante es ponerse en contacto con los expertos mentales adecuados para que puedan averiguar más y ofrecerte el apoyo que necesitas.
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