El sistema nervioso periférico está formado por los nervios situados fuera del cerebro y la médula espinal. Se encarga de transmitir información entre el cerebro y la médula espinal y el resto del cuerpo. Por ejemplo, los nervios periféricos podrían enviar señales al cerebro de que sus pies están fríos.

Pero cuando estos nervios se dañan o se destruyen, en una enfermedad llamada neuropatía periférica, la función habitual de los nervios se interrumpe, y es posible que no sepa que tiene los pies fríos. A la inversa, puede sentir un dolor punzante aunque su cuerpo no se haya lesionado. Otros posibles síntomas son el entumecimiento y el hormigueo, la debilidad, la intolerancia al calor y la presión arterial baja.

La diabetes es una de las principales causas de neuropatía periférica en Estados Unidos. La neuropatía periférica también puede ser causada por una lesión, como una lesión en la espalda. La quimioterapia también puede causar neuropatía periférica. La afección está relacionada con enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide y la polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica, y puede estar asociada a un trastorno hereditario, como la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, que provoca debilidad en la parte inferior de la pierna y atrofia muscular en las manos.

Tipos y síntomas de las lesiones nerviosas

Hay tres tipos de nervios periféricos. Los nervios motores transmiten señales desde el cerebro y la médula espinal a los músculos y controlan, por ejemplo, el caminar y el hablar. Los nervios sensoriales envían información desde la piel y los músculos al cerebro y la médula espinal para que usted sienta, por ejemplo, el dolor de una herida. Los nervios autónomos regulan las acciones involuntarias, como la respiración y la digestión.

Hay más de 100 tipos de neuropatía periférica. Los síntomas varían con cada tipo y dependen de los nervios dañados. El síntoma más común de los daños en los nervios motores es la debilidad muscular. Otros incluyen calambres dolorosos y espasmos musculares incontrolados.

Las lesiones nerviosas sensoriales pueden interferir con la capacidad de sentir dolor, cambios de temperatura, vibraciones y tacto. Esto suele provocar una sensación general de entumecimiento, especialmente en las manos y los pies. Las personas con daños en los nervios sensoriales pueden tener la sensación de llevar guantes y calcetines aunque no los lleven. Pueden tener problemas para coordinar movimientos complejos, como abrocharse los botones o mantener el equilibrio.

Las personas con daños en los nervios autónomos pueden sudar en exceso o no lo suficiente, lo que puede provocar intolerancia al calor, o experimentar una pérdida de control de la vejiga, lo que puede provocar infecciones o incontinencia. También pueden padecer una afección denominada hipotensión ortostática, que consiste en la incapacidad de controlar los músculos responsables de mantener niveles seguros de presión arterial. La presión arterial baja puede causar mareos, aturdimiento o incluso desmayos cuando una persona pasa de estar sentada a estar de pie.

En otras situaciones, los nervios que controlan las contracciones de los músculos intestinales están dañados. Esto puede provocar diarrea, estreñimiento o incontinencia. Algunas personas pueden tener problemas para comer o tragar debido a la debilidad muscular.

Algunas personas experimentan una neuropatía periférica aguda, en la que los síntomas aparecen de repente y progresan rápidamente. Otras pueden tener una forma crónica, lo que significa que los síntomas continúan durante largos períodos. Algunas personas con neuropatías crónicas tienen períodos de remisión seguidos de recaídas. Otros alcanzan una meseta, en la que los síntomas permanecen sin cambios durante meses o años.

Pruebas de diagnóstico

Diagnosticar una neuropatía periférica puede ser difícil porque los síntomas varían según los nervios implicados y pueden ser vagos o solaparse con los asociados a otras enfermedades. Los neurólogos del NYU Langone empiezan por hacer una historia clínica. También utilizan otras herramientas.

Examen neurológico

Durante este examen, un médico evalúa su estado mental y emocional y su capacidad de comunicación; su movimiento, fuerza muscular, coordinación y equilibrio; y su visión y otros sentidos. El médico también evalúa su capacidad para percibir las vibraciones, el tacto ligero, la posición del cuerpo, la temperatura y el dolor. Las pruebas de los sentidos pueden revelar daños en los nervios sensoriales e indicar los nervios afectados.

Análisis de sangre

Un análisis de sangre puede detectar las condiciones que pueden estar causando la neuropatía periférica, como la diabetes, las deficiencias de nutrientes, la disfunción del hígado o del riñón y la actividad anormal del sistema inmunológico.

Resonancias magnéticas

Si su médico sospecha que una condición médica subyacente está contribuyendo a sus síntomas, él o ella puede ordenar una resonancia magnética. Una resonancia magnética utiliza un campo magnético y ondas de radio para crear imágenes tridimensionales computarizadas de las estructuras del cuerpo.

Estudio de conducción nerviosa

Un médico puede solicitar un estudio de conducción nerviosa, que puede revelar si tiene daños en los nervios. El estudio mide la rapidez con la que un impulso eléctrico viaja a través de un nervio y la cantidad de impulso que se transmite.

Los nervios transportan mensajes entre el cerebro y los músculos. Un nervio dañado puede tardar demasiado en conducir las señales o puede transmitir muy pocas señales. Durante una prueba de conducción nerviosa, se estimula un nervio con una corriente eléctrica leve y se mide la respuesta del nervio o de su músculo. Se prueban varios lugares a lo largo del nervio, y la zona en la que la respuesta es lenta o incompleta es probable que sea el lugar en el que un nervio está dañado.

Electromiograma

Un electromiograma evalúa cómo los nervios y los músculos trabajan juntos midiendo los impulsos eléctricos a lo largo de los nervios, las raíces nerviosas y los músculos.

Para realizar esta prueba, el médico inserta una pequeña aguja -un electrodo que conduce una corriente eléctrica- a través de la piel y dentro del músculo. Esto permite al médico medir la cantidad de electricidad generada por las células musculares cuando son activadas por un impulso nervioso. Las fibras musculares dañadas no responden tan bien a un impulso nervioso como los músculos que funcionan normalmente.

Biopsia de piel

Durante una biopsia de piel, se extrae un pequeño trozo de piel y se examinan las terminaciones de las fibras nerviosas bajo un microscopio. Esta prueba puede ayudar al médico a identificar si los nervios están dañados, causando la pérdida sensorial.

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