Al igual que hay muchas cosas que las mujeres no saben sobre cómo cambian sus vaginas con la edad, lo mismo ocurre con tus pechos a medida que envejeces. Los cambios van desde su apariencia hasta cómo se sienten, por lo que es inteligente mantenerse al tanto de lo que está sucediendo. ¿Estás preparada para conocer tu pecho? Sigue leyendo para saber qué puedes esperar a medida que pasan los años.
En tus 20 años…
Toneladas de cambios
El tamaño de tus pechos puede fluctuar por varias razones en esta década, según la doctora Lisa Jacobs, profesora asociada de cirugía en Johns Hopkins Medicine. En primer lugar, es posible que estés bajando los 15 años, que tu metabolismo se ralentice o que, por el contrario, te estés asentando en tu peso de adulto. «Los pechos cambiarán de tamaño a medida que ganes o pierdas peso», dice Jacobs. Además, está el embarazo. «A los 20 años, muchas mujeres se quedan embarazadas, por lo que el aumento de peso y la preparación para la lactancia hacen que los pechos aumenten», dice. Tras los cambios de la lactancia, los pechos pueden parecer más pequeños o más grandes que antes del embarazo. El embarazo también puede hacer que las areolas sean más oscuras y los pezones más grandes, aunque ambos vuelven a su estado anterior al embarazo después del parto.
Bultos y protuberancias comunes
El cambio fibroquístico, que es una afección muy común caracterizada por bultos benignos en uno o ambos pechos, suele aparecer cuando las mujeres tienen 20 años, dice Jacobs. Las mujeres de esta edad pueden estar lidiando con cambios en sus ciclos menstruales, lo que implica diferencias en las hormonas como el estrógeno. Eso puede provocar la aparición de bultos en los pechos, que suelen ser totalmente normales. Si notas un bulto que te duele pero que también se parece mucho a otra zona del mismo pecho o del otro, es una señal de que probablemente se trate de un cambio fibroquístico y no de algo preocupante (los bultos asociados al cáncer no suelen ser dolorosos, según Jacobs). Aun así, asegúrate de consultar a tu médico si notas algún cambio importante.
En tus 30 años…
Algún estiramiento
Después de tener unos cuantos hijos, la piel de tus pechos puede empezar a estirarse debido al aumento y la pérdida de peso asociados. «Eso puede provocar estrías o ptosis, que es una caída de los pechos», dice Jacobs. Esto es especialmente cierto si has tenido que lidiar con cambios de peso significativos durante y después de los embarazos, así que no te alarmes si aparecen estrías, aunque es más probable que aparezcan en tu estómago.
En tus 40 años…
Un poco más suave ahora
En tus 40 años, la menopausia conduce a más cambios en los senos ya que tus ovarios comienzan a producir menos estrógeno. En este punto, tus pechos pasan por lo que se llama involución, que es cuando el tejido mamario es reemplazado por grasa, que es más suave, por lo que no se sienten tan firmes, dice Jacobs. La involución no se produce de manera uniforme, por lo que una parte de la mama puede engrasarse, dejando el tejido de al lado como un bulto en relación. Si los bultos son blandos, como el lateral de la nariz, no es una señal de alarma. Si son un poco más firmes, como el puente de la nariz, deben ser evaluados. En cualquier caso, realizar autoexámenes con frecuencia puede ayudarte a notar cualquier diferencia que quieras comentar con un médico. «Animamos a las mujeres a que se los hagan con regularidad para que puedan estar al tanto de cómo están cambiando sus pechos», dice Jacobs.
Disminución de la densidad
Aunque puedes experimentar ptosis después de una gran pérdida de peso o un embarazo, es más probable que aparezca de forma natural a medida que envejeces. La elasticidad de los senos puede disminuir porque el colágeno que previene la caída empieza a ceder. También es el momento en que los senos pierden densidad. Esa es una de las razones por las que se aconsejan las mamografías después de los 40 años, porque los médicos pueden ver mejor debido a la reducción de la densidad, dice Jacobs.
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