La invención de la crema fría se atribuye a Galeno, un médico de la Grecia del siglo II. La fórmula original consistía en agua de rosas, cera de abejas y aceite de almendras o de oliva. La cera de abejas es esencial para el éxito de la crema, ya que es el ingrediente emulsionante, pero es extremadamente ineficaz en comparación con los emulsionantes modernos. Las cremas elaboradas únicamente con cera de abejas requieren una mezcla exhaustiva y pueden separarse al reposar. Por ello, más tarde se añadieron pequeñas cantidades de bórax además de la cera de abejas. El bórax saponifica los ácidos grasos de la cera de abejas y permite obtener una crema más estable, utilizando las pequeñas cantidades de jabón creadas como agente emulsionante.

Este relato de 1857 relata:

La fórmula moderna de la crema fría es, sin embargo, bastante diferente a la dada en los trabajos de Galeno, en punto de olor y calidad, aunque sustancialmente la misma -grasa y agua. En perfumería hay varias clases de crema fría, que se distinguen por su olor, como el del alcanfor, la almendra, la violeta, las rosas, etc.

En Francia, esta sustancia todavía se conoce como cérat de Galien (‘Cera de Galeno’). Un ejemplar del Dispensario de Londres, editado por Nicholas Culpeper y publicado en el año 1650 incluía la siguiente fórmula para esta sustancia:

Toma cuatro onzas de cera blanca, una libra de oil de rosas omphacine; fúndela en un recipiente doble, luego póchala en otro, añadiendo poco a poco agua fría, y a menudo póchala de un recipiente a otro, removiéndola hasta que esté blanca; por último, lávala en agua de rosas, añadiendo un poco de agua de rosas y vinagre de rosas.

– Nicholas Culpeper (1650), London Dispensatory

Un poema de 1814 acreditado al «Dr. Russell» da cuenta de los beneficios atribuidos a la crema fría en aquella época:

Cuando un pote de crema fría a Eliza envías,

Con palabras para este propósito tu presente encomiendas;
Aunque su rostro se manche con esta crema,
Todas las rojeces y asperezas desaparecerán,
Y la piel quedará encantadoramente clara;
Si surgen granos, esto los eliminará;
Si la viruela te marca, esas marcas se desvanecerán;
Si la cara está arrugada por la edad, o malherida,
Se alisará en un instante, como el mejor cristal de Venecia;
Todo esto, y mucho más (si tuviera tiempo para escribirlo,
O mi pluma fuera tan rápida, como tus labios lo escribirían)
Afirmas de tu crema: y yo no abusaría de ella,

Pero le ruego que me diga una cosa: ¿la usa usted mismo?

– Dr. Russell, A una dama: a imitación del trigésimo epigrama del quinto libro de Marcial

Cuando se mezclan con agua, los aceites de las plantas se estropean rápidamente, por lo que la crema fría se hacía más a menudo en pequeños lotes en casa o en las farmacias locales.

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