Los trastornos de la alimentación son afecciones graves, que pueden poner en peligro la vida, y que afectan a la salud emocional y física de una persona. No son sólo una «moda» o una «fase». Las personas no se limitan a «coger» un trastorno alimentario durante un periodo de tiempo. Son condiciones reales, complejas y devastadoras que pueden tener graves consecuencias para la salud, la productividad y las relaciones.
Los trastornos alimentarios pueden afectar a todos los sistemas orgánicos del cuerpo, y las personas que luchan contra un trastorno alimentario necesitan buscar ayuda profesional. Cuanto antes busque tratamiento una persona con un trastorno alimentario, mayor será la probabilidad de recuperación física y emocional.
Consecuencias comunes para la salud de los trastornos alimentarios
Sistema cardiovascular
- Consumir menos calorías de las que se necesitan significa que el cuerpo descompone su propio tejido para utilizarlo como combustible. Los músculos son algunos de los primeros órganos que se descomponen, y el músculo más importante del cuerpo es el corazón. El pulso y la presión arterial comienzan a descender a medida que el corazón tiene menos combustible para bombear la sangre y menos células con las que bombear. El riesgo de insuficiencia cardíaca aumenta a medida que la frecuencia cardíaca y los niveles de presión arterial se hunden cada vez más.
- Algunos médicos confunden el pulso lento de un atleta (que se debe a un corazón fuerte y sano) con el pulso lento de un trastorno alimentario (que se debe a un corazón desnutrido). Si hay preocupación por un trastorno alimentario, considere que la frecuencia cardíaca baja es un síntoma.
- La purga mediante vómitos o laxantes agota el cuerpo de sustancias químicas importantes llamadas electrolitos. El electrolito potasio desempeña un papel importante a la hora de ayudar a que el corazón lata y los músculos se contraigan, pero a menudo se agota con las purgas. Otros electrolitos, como el sodio y el cloruro, también pueden desequilibrarse al purgarse o al beber cantidades excesivas de agua. Los desequilibrios electrolíticos pueden provocar latidos irregulares y posiblemente insuficiencia cardíaca y muerte.
- Reducción de la tasa metabólica en reposo, resultado de los intentos del cuerpo por conservar energía.
- Digestión lenta conocida como gastroparesia. La restricción de alimentos y/o la purga mediante el vómito interfiere con el vaciado normal del estómago y la digestión de los nutrientes, lo que puede provocar:
- Dolor de estómago e hinchazón
- Náuseas y vómitos
- Fluctuaciones de azúcar en sangre
- Intestinos bloqueados por masas sólidas de alimentos no digeridos
- Infecciones bacterianas
- Sentirse lleno después de comer sólo pequeñas cantidades de alimentos
- Estreñimiento, que puede tener varias causas:
- Insumo nutricional inadecuado, lo que significa que no hay suficiente cantidad en los intestinos para que el cuerpo intente eliminarla
- Una nutrición inadecuada a largo plazo puede debilitar los músculos de los intestinos y dejarlos sin la fuerza necesaria para propulsar los alimentos digeridos fuera del cuerpo
- El abuso de los laxantes puede dañar las terminaciones nerviosas y dejar al cuerpo dependiente de ellos para tener una evacuación intestinal
- Los atracones pueden provocar la ruptura del estómago, creando una emergencia potencialmente mortal.
- Los vómitos pueden desgastar el esófago y provocar su rotura, creando una emergencia potencialmente mortal.
- Los vómitos frecuentes también pueden provocar dolor de garganta y voz ronca.
- Cuando alguien se provoca el vómito durante un largo periodo de tiempo, sus glándulas salivales (parótidas) bajo la mandíbula y delante de las orejas pueden hincharse. Esto también puede ocurrir cuando una persona deja de vomitar.
- Tanto la desnutrición como las purgas pueden causar pancreatitis, una inflamación del páncreas. Los síntomas incluyen dolor, náuseas y vómitos.
- Obstrucción intestinal, perforación o infecciones, como:
- Problemas intestinales mecánicos, como la obstrucción física del intestino, causada por elementos ingeridos.
- Obstrucción intestinal o un bloqueo que impide que los alimentos y el agua pasen a través de los intestinos.
- Bezoar, una masa de material no digerible que se encuentra atrapada en el tracto gastrointestinal (esófago, estómago o intestinos).
- Perforación intestinal, causada por la ingestión de un elemento no alimentario que crea un orificio en la pared del estómago, los intestinos o las entrañas.
- Las infecciones como la toxoplasmosis y la toxocariasis pueden producirse por la ingestión de heces o suciedad.
- Envenenamientos, como la intoxicación por metales pesados causada por la ingestión de pintura con plomo.
- Aunque el cerebro sólo pesa un kilo, consume hasta una quinta parte de las calorías del cuerpo. Las dietas, el ayuno, la inanición y/o la alimentación errática hacen que el cerebro no reciba la energía que necesita, lo que puede llevar a obsesionarse con la comida y a tener dificultades para concentrarse.
- El hambre extrema o la saciedad a la hora de dormir pueden crear dificultades para conciliar el sueño o para mantenerlo.
- Las neuronas del cuerpo necesitan una capa aislante y protectora de lípidos para poder conducir la electricidad. Una ingesta inadecuada de grasas puede dañar esta capa protectora, provocando entumecimiento y hormigueo en manos, pies y otras extremidades.
- Las neuronas utilizan electrolitos (potasio, sodio, cloruro y calcio) para enviar señales eléctricas y químicas en el cerebro y el cuerpo. La deshidratación grave y los desequilibrios electrolíticos pueden provocar convulsiones y calambres musculares.
- Si el cerebro y los vasos sanguíneos no pueden impulsar suficiente sangre al cerebro, puede causar desmayos o mareos, especialmente al ponerse de pie.
- Los individuos de mayor peso corporal tienen un mayor riesgo de padecer apnea del sueño, un trastorno en el que una persona deja de respirar regularmente mientras duerme.
- El cuerpo fabrica muchas de sus hormonas necesarias con la grasa y el colesterol que comemos. Sin suficiente grasa y calorías en la dieta, los niveles de hormonas pueden caer, incluyendo:
- Hormonas sexuales estrógeno y testosterona
- Hormonas tiroideas
- Las hormonas sexuales elevadas pueden hacer que la menstruación no comience, se vuelva irregular o se detenga por completo.
- Las hormonas sexuales elevadas pueden aumentar significativamente la pérdida de masa ósea (conocida como osteopenia y osteoporosis) y el riesgo de fracturas.
- Reducción de la tasa metabólica en reposo, resultado de los intentos del cuerpo por conservar energía.
- Con el tiempo, los atracones pueden aumentar potencialmente las posibilidades de que el cuerpo de una persona se vuelva resistente a la insulina, una hormona que permite al cuerpo obtener energía de los carbohidratos. Esto puede conducir a la diabetes de tipo 2.
- Sin suficiente energía para alimentar su fuego metabólico, la temperatura central del cuerpo caerá y se puede desarrollar hipotermia.
- La inanición puede causar niveles altos de colesterol, aunque esto NO es una indicación para restringir las grasas, los lípidos y/o el colesterol en la dieta.
- El bajo consumo de calorías y grasas puede causar sequedad en la piel, y el cabello se vuelve frágil y se cae.
- Para conservar el calor durante los periodos de inanición, al cuerpo le crecerá un vello fino y velloso llamado lanugo.
- La deshidratación grave y prolongada puede provocar insuficiencia renal.
- La nutrición inadecuada puede disminuir el número de ciertos tipos de células sanguíneas.
- La anemia se desarrolla cuando hay muy pocos glóbulos rojos o muy poco hierro en la dieta. Los síntomas incluyen fatiga, debilidad y dificultad para respirar.
- La malnutrición también puede disminuir los glóbulos blancos que combaten las infecciones.
Sistema gastrointestinal
NEUROLÓGICO
ENDOCRINA
Otras consecuencias para la salud
Mortalidad y trastornos alimentarios
Aunque es bien sabido que la anorexia nerviosa es un trastorno mortal, la tasa de mortalidad varía considerablemente entre los distintos estudios. Esta variación puede deberse a la duración del seguimiento, o a la capacidad de encontrar personas años después, o a otras razones. Además, no se sabe con certeza si otros subtipos de trastornos alimentarios también tienen una alta mortalidad. Varios trabajos recientes han arrojado nueva luz sobre estas cuestiones al utilizar grandes muestras con seguimiento durante muchos años. Y lo que es más importante, sortean el problema del seguimiento de las personas a lo largo del tiempo mediante el uso de registros nacionales que informan de la muerte de las personas. Un artículo de Papadopoulos estudió a más de 6.000 personas con AN durante 30 años utilizando registros suecos. En general, la mortalidad de las personas con anorexia nerviosa se multiplicó por seis en comparación con la población general. Las razones de la muerte incluyen la inanición, el abuso de sustancias y el suicidio. Es importante destacar que los autores también descubrieron un aumento de la tasa de mortalidad por causas «naturales», como el cáncer.
No se sabe con certeza si las tasas de mortalidad son elevadas para otros trastornos alimentarios, como la bulimia nerviosa y el trastorno alimentario no especificado, este último el diagnóstico de trastorno alimentario más común. Crow y sus colegas estudiaron a 1.885 personas con anorexia nerviosa (N=177), bulimia nerviosa (N=906) o trastorno alimentario no especificado (N=802) durante 8 a 25 años. Los investigadores utilizaron la vinculación de registros informatizados con el Índice Nacional de Defunciones, que proporciona información sobre el estado vital de todo Estados Unidos, incluida la causa de la muerte extraída de los certificados de defunción. Crow y sus colegas descubrieron que las tasas brutas de mortalidad eran del 4,0% para la anorexia nerviosa, del 3,9% para la bulimia nerviosa y del 5,2% para el trastorno alimentario no especificado. También encontraron una elevada tasa de suicidio en la bulimia nerviosa. Los elevados riesgos de mortalidad para la bulimia nerviosa y el trastorno alimentario no especificado fueron similares a los de la anorexia nerviosa.
En resumen, estos resultados subrayan la gravedad y la importancia para la salud pública de todos los tipos de trastornos alimentarios.
Gracias especialmente a Walter Kaye, MD, Profesor de Psiquiatría, Director del Programa de Investigación y Tratamiento de Trastornos Alimentarios de la UCSD, Universidad de California, San Diego
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