Los desgarros del ligamento colateral lateral (LCL) pueden no ser tan comunes como los desgarros del ligamento cruzado anterior (LCA). Pero cuando se produce una rotura grave del LCL, es casi seguro que necesitará una intervención quirúrgica para reparar el daño y restablecer la fuerza, la estabilidad y la función de la rodilla. A continuación le explicamos cómo saber si su LCL está roto y qué esperar durante y después de la cirugía para repararlo.
¿Cuáles son los síntomas de una rotura del LCL?
Las lesiones del LCL suelen producirse como resultado de un impacto directo en la rodilla, o de un giro rápido, como cambiar de dirección rápidamente al correr. Al igual que otras lesiones de los ligamentos de la rodilla, las lesiones del LCL provocan dolor, sensibilidad e hinchazón en la rodilla y a su alrededor, especialmente cuando se pone peso en la articulación. Es posible que el entumecimiento se extienda por la pierna y el pie. A menudo, la rodilla se siente débil e inestable cuando intenta ponerse de pie o caminar.
No todas las lesiones del LCL necesitan cirugía. Algunas lesiones menores pueden tratarse con reposo, hielo, elevación y terapia. El Dr. Van Thiel realizará una cuidadosa evaluación de su rodilla, junto con el diagnóstico por imagen, para decidir si la cirugía es el tratamiento adecuado para el desgarro del LCL en función de su lesión, su salud y su estilo de vida.
Cirugía del LCL: Qué esperar
Hay dos «tipos» principales de cirugía del LCL: La reparación del LCL y la reconstrucción del LCL. Ambos tipos utilizan grandes incisiones sobre la articulación de la rodilla para exponer el tendón dañado.
Reparación del LCL
Se puede realizar una reparación del LCL si el desgarro está en el medio del ligamento o si el ligamento está separado del hueso. Cuando la rotura está en el centro, se cosen los extremos rotos. Si el ligamento se ha desprendido del hueso, pueden utilizarse grapas u otras técnicas de fijación para volver a unirlo. Estos tipos de reparación del LCL sólo se realizan si la lesión es muy reciente y si su ligamento está en buen estado.
Reconstrucción del LCL
A menudo, el LCL necesita ser reconstruido completamente o sustituido por un injerto de tendón. En la cirugía de reconstrucción, el injerto de tendón procede de uno de estos dos lugares: otra zona de la pierna (como los isquiotibiales) o un injerto de un donante. El injerto se fija mediante anclajes quirúrgicos especiales.
Recuperación de la cirugía del LCL
El tiempo de recuperación del desgarro del LCL puede variar, dependiendo de la gravedad de su lesión, su salud física y otros factores. A veces, una lesión del LCL se produce con otra lesión de rodilla, como un desgarro del LCA o un desgarro de menisco. La mayoría de las personas regresan a casa el mismo día de la operación, pero en algunos casos se recomienda pasar una noche en el hospital. Después de la operación, tendrá que usar muletas durante unas seis semanas mientras la rodilla se cura y se «reestabiliza». También puede utilizar hielo y elevación para reducir la hinchazón dentro y alrededor de la articulación. La medicación para el dolor le ayudará a volver a ponerse de pie para asegurar que la articulación se mantenga flexible durante la curación y la recuperación.
La fisioterapia comienza poco después de la cirugía para ayudar a restaurar la función normal y la fuerza en la rodilla. La vuelta completa a la actividad puede tardar seis meses o un poco más, dependiendo de la rapidez con la que se cure y de su nivel de actividad. Por ejemplo, si tiene previsto volver a practicar un deporte de alto impacto, puede tardar un poco más en recuperar la fuerza y la flexibilidad de la rodilla. Las revisiones regulares con el Dr. Van Thiel asegurarán que su recuperación se optimice para sus necesidades y objetivos.
¿Cómo se fortalecen los ligamentos de la rodilla?
No siempre es posible prevenir un desgarro del LCL, pero hay algunas cosas que puede hacer para fortalecer los ligamentos de la rodilla y reducir el riesgo de desgarros. En primer lugar, es muy importante calentar adecuadamente antes de realizar cualquier tipo de actividad física. El calentamiento aumenta el flujo sanguíneo a las articulaciones y los músculos para que sean más flexibles, lo que disminuye la tensión y el esfuerzo de las articulaciones. También aumenta la producción de los lubricantes naturales de la articulación para mejorar su funcionamiento.
Los ejercicios específicos, como las flexiones de rodilla, las sentadillas y las elevaciones de piernas también son importantes para fortalecer los músculos y otros tejidos que soportan las articulaciones de la rodilla. Al igual que con cualquier actividad o ejercicio, la clave es empezar lentamente para evitar estirar demasiado los ligamentos o forzar los músculos. Estar activo de forma regular mantiene las articulaciones en buena forma y también te ayuda a mantener un peso saludable, para una menor tensión en las rodillas.
No ignores tu dolor de rodilla
Ningún tipo de dolor de rodilla es «normal». Ignorar el dolor significa que eres más propenso a sufrir lesiones graves que requieren un tratamiento más complejo y un mayor tiempo de recuperación. Si tiene dolor de rodilla o problemas relacionados como rigidez, sensación de rechinamiento o debilidad, no ignore sus síntomas.
Programe una visita a la consulta con el Dr. Van Thiel para que le evalúe la rodilla y pueda aliviar esos síntomas y prevenir más lesiones. Solicite una visita en nuestras oficinas de Algonquin o Rockford – llame al (779) 774-1110 para solicitar una cita.
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