Por Sarah Owens | 17 de septiembre de 2014

Las rosas son famosas por su embriagadora fragancia y sus vistosas flores. Pero estas apreciadas e históricas plantas se cultivan también por otras cualidades ornamentales, como el color de sus cañas, el tamaño y la forma de sus espinas y, sobre todo, la gran diversidad de sus caderas. Las caderas aparecen en muchas formas, colores y texturas; hay tantas variaciones en las caderas como en las rosas.

La cadera (también denominada hep o haw) es el fruto de una rosa y, como todos los frutos, se desarrolla tras la fecundación de la flor. Cuando la flor se libra de la poda, muchas semillas pequeñas -llamadas aquenios por los botánicos- crecen en su interior y la cadera se hincha. A medida que avanza la temporada y estas semillas maduran, se desarrolla alrededor de ellas una capa carnosa llamada pericarpio. El pericarpio tiene un alto contenido en vitamina C y azúcares naturales, por lo que los escaramujos se utilizan tanto con fines medicinales como en creaciones culinarias como tés y mermeladas.

En cuanto a la forma, pueden ser globosos, elipsoidales, obovados, en forma de pera o en forma de botella o frasco, y varían mucho en tamaño. Es posible que vea algunas que parecen tomates o grandes manzanas de cangrejo. Otras son bastante pequeñas y aparecen en racimos. Algunas tienen la piel lisa y pulida, otras son opacas y espinosas. Muchos tienen pelos resinosos llamados tricomas.

Los escaramujos tienen una impresionante gama de colores que se hará aún más evidente a medida que se desarrolle septiembre. Busque caderas de color naranja brillante, rojo, burdeos y negro violáceo iridiscente. Muchos jardineros consideran estos frutos distintivos como un extra de otoño de sus rosas de floración única. Las rosas de floración repetida, que normalmente se deshojan a lo largo del verano, también pueden dejarse con las caderas puestas hacia finales de septiembre y hasta octubre, como una forma de indicar a la planta que ha llegado el momento de considerar el letargo.

A medida que los días comienzan a acortarse y las noches se vuelven más frías, los racimos tomarán un notable cambio de color, pasando de verde a profundos tonos de naranja. Algunos arbustos persistirán hasta el invierno, proporcionando una nutritiva fuente de alimento para la fauna, incluidos los pájaros y las ardillas. Otros escaramujos decorativos, como los de la Rosa x micrugosa, de aspecto gótico y puntiagudo, caerán más tarde en el otoño. Así que asegúrese de buscar escaramujos en la Rosaleda de Cranford y en otros lugares durante los próximos dos meses. Este es el momento de verlos en todo su esplendor!

Sarah Owens es la propietaria de BK17 Bakery y la autora de Sourdough, ganador del premio James Beard Foundation Book Award 2015 (Baking and Dessert). Fue la conservadora de la Rosaleda de Cranford y de la Piscina del Arco de Rosas del Jardín Botánico de Brooklyn durante seis años.

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