No es ningún secreto que a los estadounidenses les encanta el café: más del 60 por ciento de nosotros lo toma a diario. Para el grueso de la población, es la forma más popular de obtener ese tan necesario impulso de cafeína por la mañana, seguido por el té y los refrescos. Y aunque la cafeína ha sido una piedra angular de la cultura durante siglos, un número cada vez mayor de suplementos para perder peso contienen cafeína, a menudo caracterizándola como un supresor del apetito. Pero, ¿puede la cafeína realmente frenar el hambre?
En definitiva, los resultados son algo confusos. En 2014, un estudio publicado en Food Research International descubrió que el consumo de café durante un periodo de cuatro semanas aumentaba la serotonina de los participantes, una hormona conocida por frenar los antojos y suprimir el apetito. Pero un estudio de 2016 realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York mostró que la cafeína en realidad aumentó la ingesta de alimentos en ratones. Y más recientemente, en 2018, un estudio en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics encontró que beber una pequeña cantidad de cafeína hizo que los participantes comieran un 10 por ciento menos después – pero no impactó significativamente en el apetito en general.
Algunos expertos también advierten que demasiada cafeína puede provocar insomnio, aumento de la presión arterial y otros problemas de salud. Y aunque algunos estudios indican que el estimulante que aumenta la energía puede frenar el hambre a corto plazo, hay pocas pruebas de que conduzca a una pérdida de peso duradera.
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