Según el historiador judío Max Dimont, la historia de Barrabás tal y como se relata en los evangelios carece de credibilidad tanto desde el punto de vista romano como judío. La historia, a primera vista, presenta a la autoridad romana, Poncio Pilato, respaldada por un poderío militar abrumador, que se deja acobardar por una pequeña multitud de civiles desarmados para liberar a un prisionero condenado a muerte por insurrección contra el Imperio Romano. Un gobernador romano que hubiera hecho eso podría haberse enfrentado él mismo a la ejecución. Como dice Dimont: «cualquier gobernador romano que dejara libre a un traidor contra Roma a cambio de un amigo declarado de Roma, como se representó a Jesús, habría hecho que le examinaran la cabeza, después de separarla de su cuerpo». Además, Dimont argumenta en contra de la credibilidad de la historia de Barrabás señalando que la supuesta costumbre del privilegium Paschale, «el privilegio de la Pascua», donde se libera a un criminal, sólo se encuentra en los Evangelios. No se menciona una costumbre similar en ningún relato extrabíblico, ni existe un precedente de tal práctica en las fuentes bíblicas o extrabíblicas; esta notable ausencia, argumenta Dimont, hace que la base de la narración sea increíble y difícil de creer.

Algunos manuscritos antiguos de Mateo 27:16-17 dan el nombre completo de Barrabás como «Jesús Barrabás» y éste fue probablemente el nombre tal y como se escribió originalmente en el texto. El propio Orígenes, padre de la iglesia primitiva, admite que le preocupaba el hecho de que sus copias de los evangelios dieran el nombre de Barrabás como «Jesús Barrabás», y declaró que era imposible que este bandido pudiera tener un nombre tan sagrado, por lo que «Jesús» debía haber sido añadido al nombre de Barrabás por un hereje. Pero también es posible lo contrario, es decir, que los escribas posteriores, al copiar el pasaje, eliminaran el nombre «Jesús» de «Jesús Barrabás» para evitar la deshonra del nombre de Jesús el Mesías. Sin embargo, algunos estudiosos modernos sostienen que la similitud contraintuitiva de los nombres de los dos hombres es una prueba de su historicidad. Dudan de que un escritor cristiano inventara un nombre similar para un criminal, equiparando prácticamente a Cristo con un delincuente, si estuviera ficcionando la historia con un propósito polémico o teológico.

Benjamin Urrutia, coautor de La Logia de Yeshua: Los dichos de Jesús, coincide con la teoría de que Yeshua Bar Abba o Jesús Barrabás no era otro que Jesús de Nazaret con otro nombre, y que la elección entre dos presos no es histórica. Urrutia se opone a la idea de que Jesús hubiera dirigido o planeado una insurrección violenta. Jesús, según este punto de vista, debió ser el planificador y líder de la resistencia no violenta judía al plan de Pilato de instalar estandartes romanos del Águila en el Monte del Templo de Jerusalén. La historia de esta resistencia exitosa es contada por Josefo -que no dice quién era el líder, pero sí relata la crucifixión de Jesús por parte de Pilato sólo dos párrafos después-, aunque la autenticidad de ese pasaje ha sido discutida.

Una minoría de estudiosos, entre ellos Stevan Davies, Hyam Maccoby y Horace Abram Rigg, han sostenido que Barrabás y Jesús eran la misma persona.

La controvertida historia especulativa Santa Sangre, Santo Grial, que postula un linaje descendiente de Jesús y que sirvió como material de partida para la novela de Dan Brown El Código Da Vinci, avanza la teoría de que Jesús Barrabás era el hijo de Jesús (y que el uso de «Barrabás», que significa «hijo del rabino» o «hijo del padre», era afín a «Junior»). La teoría dice que el hijo fue más violento que su padre en sus esfuerzos por derrocar el dominio romano y restaurar el poder a su familia real judía. Además, propone que la liberación de Barrabás por parte de Pilato se dio a cambio de la entrega de Jesús, que se había entregado a las autoridades romanas como un intercambio, para asegurar la liberación y el destierro de su hijo en lugar de su ejecución, y así preservar la línea real judía en su hijo por su propio sacrificio. Esta liberación del heredero judío, a cambio de la ejecución de su padre, el pretendiente Jesús, Rey de los Judíos, así lo expone la teoría, se hizo para apaciguar a la población judía y evitar un levantamiento.

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