Discusión

La fiebre en un lactante menor de 90 días se define como una temperatura >38°C o 100,4°F; y la medición rectal es el estándar de oro.2 Aproximadamente el 20% de las fiebres en niños pequeños no tienen un origen aparente, y la fiebre es el tercer motivo más común de visitas a los servicios de urgencias entre los niños en los Estados Unidos.3,4 Las infecciones son la causa más común de fiebre en los lactantes, y la mayoría de ellas son causadas por patógenos bacterianos y víricos.5 Las infecciones bacterianas más comunes son el estreptococo del grupo B, Escherichia coli, Haemophilus influenza tipo B, Neisseria meningitidis, Listeria monocytogenes, Salmonella, Staphylococcus aureus y Streptococcus pneumoniae.5,6 La mayoría de las infecciones víricas son autolimitadas y no se asocian a una morbilidad o mortalidad significativas. Entre los patógenos virales más comunes que causan fiebre neonatal se encuentran el enterovirus, el virus del herpes simple, la gripe, el virus sincitial respiratorio y el rotavirus.5,6

La evaluación de un bebé con fiebre debe incluir una historia clínica y una exploración física completas.6 El médico debe preguntar cómo se ha tomado la temperatura porque la exactitud de la misma depende del método de medición. El médico debe preguntar sobre el uso reciente de medicamentos, incluidos los antipiréticos y los antibióticos anteriores. La historia debe incluir información sobre el estado de vacunación, los antecedentes médicos o la prematuridad. La historia social debe incluir cualquier exposición a la enfermedad y la historia de los viajes. La revisión de los sistemas incluye preguntas sobre sudoración, disminución del apetito, letargo, irritabilidad y convulsiones. La exploración física debe descartar un aspecto tóxico, por ejemplo, piel pálida, cianosis, letargo, inconsolabilidad, taquipnea y escaso relleno capilar7. Otros hallazgos preocupantes de la exploración son la reducción de la turgencia de la piel, la fontanela abultada o hundida, la rigidez del cuello, la sequedad de las membranas mucosas, el aleteo nasal o los signos neurológicos focales.7

Se recomienda realizar un hemocultivo, un análisis de orina y un urocultivo en todos los lactantes febriles menores de 90 días. Además, se debe considerar un recuento de glóbulos blancos con diferencial y un recuento y cultivo de células del LCR para los lactantes menores de 60 días.6 Se recomiendan pruebas adicionales según esté clínicamente indicado, por ejemplo, radiografía de tórax si hay signos respiratorios o cultivo de heces si hay diarrea.6 Se recomiendan antibióticos intravenosos para los lactantes menores de 28 días o para los lactantes que tengan un aspecto tóxico, alto riesgo de infección bacteriana grave, resultados anormales del recuento completo de células sanguíneas o del análisis de orina, o un seguimiento incierto o poco fiable.6 Un régimen empírico típico es la ampicilina (50 mg/kg por vía intravenosa o 100 mg/kg por vía intravenosa para la sospecha de meningitis) más una cefalosporina de tercera generación, por ejemplo, cefotaxima (50 mg/kg por vía intravenosa o 75 a 100 mg/kg por vía intravenosa para la sospecha de meningitis) o gentamicina (2,5 mg/kg por vía intravenosa). No se recomienda el uso de ceftriaxona en lactantes menores de 28 días debido al riesgo de hiperbilirrubinemia no conjugada.6

El S. newport es un bacilo gramnegativo, facultativo e intracelular que infecta al ganado y suele transmitirse por contaminación fecal-oral o por el consumo de leche no pasteurizada o carne o huevos poco cocinados.8 Varios informes de casos han indicado infecciones neonatales graves por S. newport en países africanos como Kenia, Marruecos y Tanzania.9 Este informe de caso es único porque, en nuestra revisión de la literatura, no encontramos ningún informe de caso publicado de S. Newport en neonatos en los Estados Unidos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han informado de la resistencia a los antibióticos de S. newport en los Estados Unidos debido al desarrollo de resistencia a múltiples fármacos por el uso de antibióticos administrados al ganado.10 Los reservorios de los serotipos de Salmonella no tifoidea son las aves de corral; el ganado; los reptiles (tortugas, lagartos, iguanas, ranas, serpientes); y otros animales domésticos, y el período de incubación de la infección por Salmonella en los seres humanos es de 12 a 36 horas para la gastroenteritis y de 7 a 14 días para la fiebre entérica.

El manejo de la salmonelosis con antibióticos no está indicado en los casos de gastroenteritis no invasiva porque esto puede prolongar la colonización.11 Se recomienda el tratamiento de la bacteriemia por salmonela en los lactantes menores de 3 meses o en los pacientes con enfermedades gastrointestinales crónicas, neoplasias, hemoglobinopatías y/o infección por VIH. Los antibióticos intravenosos de amplio espectro, como las cefalosporinas de tercera generación, deben iniciarse en los pacientes que tienen osteomielitis, abscesos, meningitis y bacteriemia.12 La susceptibilidad específica a los antibióticos se determinará por medio de ensayos de cultivo y sensibilidad, y el antibiótico apropiado debe administrarse por vía intravenosa durante 2 a 4 semanas.11 Para las infecciones invasivas pero no focales, como la bacteriemia o la fiebre entérica, se recomienda el tratamiento con 10 a 14 días de cefalosporina o fluoroquinolonas11; sin embargo, las fluoroquinolonas están contraindicadas en los niños debido al riesgo de complicaciones como la rotura de tendones.13 La prevención de la enfermedad por Salmonella es la forma más eficaz de evitar la infección y se consigue lavándose las manos, evitando el contacto estrecho con animales domésticos como lagartos y tortugas, evitando el consumo de leche no pasteurizada y evitando el consumo de carnes y huevos poco cocinados.1,14

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