Bacillus, (género Bacillus), cualquiera de los géneros de bacterias con forma de bastón, grampositivas, aeróbicas o (en algunas condiciones) anaeróbicas que se encuentran ampliamente en el suelo y el agua. El término bacilo se ha aplicado en un sentido general a todas las bacterias cilíndricas o con forma de bastón. La especie de Bacillus más grande que se conoce, B. megaterium, mide aproximadamente 1,5 μm (micrómetros; 1 μm = 10-6 m) de ancho por 4 μm de largo. Los bacilos se presentan frecuentemente en cadenas.
En 1877 el botánico alemán Ferdinand Cohn proporcionó una descripción autorizada de dos formas diferentes de bacilo del heno (ahora conocido como Bacillus subtilis): una que podía morir al exponerse al calor y otra que era resistente al calor. Llamó a las formas resistentes al calor «esporas» (endosporas) y descubrió que estas formas latentes podían convertirse en un estado vegetativo, o de crecimiento activo. Hoy se sabe que todas las especies de Bacillus pueden formar esporas latentes en condiciones ambientales adversas. Estas endosporas pueden permanecer viables durante largos periodos de tiempo. Las endosporas son resistentes al calor, a los productos químicos y a la luz solar y están ampliamente distribuidas en la naturaleza, principalmente en el suelo, desde donde invaden las partículas de polvo.
Algunos tipos de bacterias Bacillus son perjudiciales para los seres humanos, las plantas u otros organismos. Por ejemplo, B. cereus causa a veces el deterioro de los alimentos enlatados y la intoxicación alimentaria de corta duración. El B. subtilis es un contaminante habitual de los cultivos de laboratorio (ha sido una plaga para Louis Pasteur en muchos de sus experimentos) y a menudo se encuentra en la piel humana. La mayoría de las cepas de Bacillus no son patógenas para el ser humano, pero pueden, como organismos del suelo, infectar a las personas de forma incidental. Una excepción notable es el B. anthracis, que causa el ántrax en humanos y animales domésticos. B. thuringiensis produce una toxina (toxina Bt) que causa enfermedades en los insectos.
Los antibióticos médicamente útiles son producidos por B. subtilis (bacitracina). Además, se sabe que las cepas de la bacteria B. amyloliquefaciens, que aparecen asociadas a ciertas plantas, sintetizan varias sustancias antibióticas diferentes, como el bacileno, la macrolactina y la difficidina. Estas sustancias sirven para proteger a la planta huésped de la infección por hongos u otras bacterias y se han estudiado por su utilidad como agentes biológicos de control de plagas.
Un gen que codifica una enzima conocida como barnasa en B. amyloliquefaciens es de interés para el desarrollo de plantas genéticamente modificadas (GM). La barnasa, combinada con otra proteína sintetizada por B. amyloliquefaciens conocida como barstar, formando el sistema génico barnasa-barstar, se utilizó para desarrollar una línea de plantas transgénicas de mostaza (Brassica juncea) no autofecundadas con mayor capacidad de reproducción. El gen que controla la producción de la toxina Bt en B. thuringiensis se ha utilizado en el desarrollo de cultivos transgénicos como el algodón Bt (véase organismo modificado genéticamente).
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