Para probar la identidad individual o las relaciones genéticas.

Método

En 1985, la primera «huella digital» genética fue un milagro de la ciencia. Hoy en día, el análisis de ADN es una práctica habitual para definir la paternidad o la maternidad, la predisposición a enfermedades, la salud embrionaria, la culpabilidad o la inocencia penal, etc.

Pero en nuestro contexto, el análisis de ADN se utiliza principalmente para investigaciones genealógicas y biohistóricas.

Genealogía

La genealogía tradicional sigue una cadena de eslabones genéticos de generación en generación. Si un vínculo se borra, las pruebas de ADN a veces pueden restaurar el vínculo.

Por ejemplo, entre 1976 y 1983, la junta gobernante de Argentina «desapareció» a 20.000 personas, incluidas 270 mujeres que dieron a luz antes de morir. Desesperadas por encontrar a sus nietos perdidos, las madres de los desaparecidos recurrieron a los científicos para pedir una prueba genética que no necesitara el ADN de los padres. En mayo de 2003, el proyecto de ADN de las abuelas ha encontrado a 74 de los niños desaparecidos (que ahora tienen más de 20 años).

Biohistoria

En raras ocasiones, el fin (hechos históricos decisivos) puede justificar los medios (exhumaciones y muestreos destructivos).

Un ejemplo de ello es la historia de los Romanov, que comenzó el 17 de julio de 1918 con el asesinato en masa del zar Nicolás II, su esposa y al menos tres de sus cinco hijos. Sus restos yacían en una tumba poco profunda, hasta que fueron descubiertos en 1979 por un historiador aficionado. Mantuvo el secreto durante 10 años más. Los restos fueron finalmente exhumados en 1991. Tras 7 años de pruebas forenses, los investigadores tenían suficientes pruebas de ADN para estar casi seguros de que se trataba de la familia del Zar. Exactamente 80 años después de su muerte, los restos de los Romanov fueron enterrados.

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