Los agonistas colinérgicos son el nombre dado a un grupo de medicamentos que imitan las acciones de la acetilcolina. La acetilcolina es uno de los neurotransmisores más comunes en nuestro organismo, y tiene acciones tanto en el sistema nervioso central como en el periférico.

El sistema nervioso periférico está formado por el sistema nervioso autónomo (que regula los procesos involuntarios, incluyendo la digestión y la respiración) y el sistema nervioso somático, que transmite las señales del sistema nervioso central y los estímulos externos al músculo esquelético y también media en el oído, la vista y el tacto. El sistema nervioso autónomo puede dividirse a su vez en sistema nervioso simpático y parasimpático. El sistema nervioso parasimpático regula varias funciones de órganos y glándulas en reposo, como la digestión, la defecación, el lagrimeo, la salivación y la micción, y utiliza principalmente la acetilcolina como su principal neurotransmisor.

En medicina, el uso de los agonistas colinérgicos está limitado debido a su propensión a causar efectos adversos en cualquier órgano bajo el control del sistema nervioso parasimpático; los efectos adversos incluyen visión borrosa, calambres y diarrea, presión arterial baja y disminución de la frecuencia cardíaca, náuseas y vómitos, salivación y sudoración, dificultad para respirar y aumento de la frecuencia urinaria. En la actualidad, los agonistas colinérgicos sólo se utilizan para aumentar la salivación en pacientes que padecen una sequedad bucal grave, causada por la radioterapia o por afecciones médicas como el síndrome de Sjogren.

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