1) La cuarta fuerza aérea aliada más grande

A principios de 1944, la Real Fuerza Aérea Canadiense (RCAF) alcanzó su máximo nivel con 215 000 miembros y 78 escuadrones, convirtiéndose así en la cuarta fuerza aérea aliada más grande después de la Fuerza Aérea del Ejército de Estados Unidos (USAAF), la Fuerza Aérea Soviética y la Real Fuerza Aérea (RAF).

En 1945, tras la destrucción de las armadas del Eje, la Royal Canadian Navy (RCN) era la tercera mayor fuerza naval del mundo después de la US Navy y la Royal Navy. Se centraba en la escolta de convoyes y en la guerra antisubmarina (ASW). Tras la victoria de los Aliados, la RCN contaba con 95.000 miembros y 434 buques comisionados, incluyendo cruceros, destructores, fragatas y auxiliares.

3) Batalla de Hong Kong (1941): El primer compromiso de Canadá en la Segunda Guerra Mundial

El primer compromiso importante de Canadá en la Segunda Guerra Mundial no fue contra los alemanes sino contra los japoneses. El 7 de diciembre de 1941, el Imperio de Japón lanzó una serie de ataques en toda la región de Asia-Pacífico contra las fuerzas imperiales estadounidenses, holandesas y británicas. Una de esas operaciones tenía como objetivo capturar Hong Kong del Imperio Británico. En la batalla que siguió, soldados canadienses de 1975, junto con otras tropas imperiales británicas, lucharon valientemente contra una fuerza japonesa superior hasta que fueron arrollados y hechos prisioneros.

4) La Brigada del Diablo: el ancestro común de las fuerzas especiales estadounidenses y canadienses contemporáneas

Fundada en 1942, esta unidad de comandos conjunta compuesta por 1.800 estadounidenses y canadienses emprendió audaces misiones durante la Segunda Guerra Mundial desde Italia hasta Francia. Por cada hombre que perdieron, mataron a 25 tropas del Eje. Por cada uno de ellos capturado, tomaron 235 prisioneros de guerra. Aunque se disolvió al final de la guerra, esta unidad se convirtió en el modelo de los posteriores equipos de comandos estadounidenses, como los Boinas Verdes y los Seals, así como de las fuerzas especiales canadienses, como la Joint Task Force 2 (JTF2) y el Regimiento Canadiense de Operaciones Especiales (CSOR).

5) El asalto a Dieppe de 1942: en la derrota está la próxima victoria

Para llevar a cabo con éxito una operación anfibia a gran escala destinada a liberar la Europa continental, los aliados necesitaban experimentar con un pequeño asalto para adquirir los conocimientos necesarios para montar una futura invasión. El 19 de agosto de 1942, 6.100 soldados aliados, incluidos 4.963 canadienses, desembarcaron en Dieppe, en la costa norte francesa. Al final del día, la fuerza de desembarco tuvo que retirarse tras sufrir grandes bajas. Sólo 2210 canadienses regresaron al Reino Unido, mientras que 916 de ellos murieron en acción y 1946 fueron capturados. El sacrificio de los canadienses no fue en vano. Los aliados identificaron sus errores y los corrigieron conduciendo así al éxito del Día D en 1944.

6) George «Buzz» Beurling: El Halcón de Malta

George Beurling fue un piloto de caza canadiense al servicio de la RAF que derribó 28 aviones del Eje en el espacio de 4 meses mientras estaba destinado en Malta, lo que le convirtió en el mayor as canadiense de la Segunda Guerra Mundial. En los círculos de la aviación militar, es famoso por ser pionero en el tiro de desviación durante los combates aéreos. Esta técnica consiste en disparar por delante de un objetivo en movimiento para que las balas y los objetivos acaben chocando.

7) Batalla de Ortona 1943: la llegada de las tácticas de guerra urbana

En el contexto de la Campaña de Italia, el contingente canadiense libró una brutal batalla urbana contra los paracaidistas alemanes en la ciudad de Ortona en la Navidad de 1943. Durante la batalla, los canadienses fueron pioneros en la táctica del mouse-holing. Se trata de un método de guerra urbana que consiste en abrir agujeros en los edificios con la artillería para que las tropas puedan desplazarse permaneciendo a cubierto en lugar de luchar en las calles donde estarían expuestos al fuego enemigo.

8) La batalla del Escalda: La batalla más dura de Canadá en la Segunda Guerra Mundial

Mientras los aliados avanzaban por Europa continental tras el exitoso desembarco del Día D en 1944, a los canadienses se les encargó liberar el norte de Bélgica y el sur de los Países Bajos. Debido al terreno predominantemente fangoso e inundado, los canadienses sufrieron grandes bajas al atacar posiciones alemanas bien fortificadas, pero finalmente se impusieron. Algunos historiadores sostienen que los canadienses libraron la batalla en el entorno geográfico más difícil del Frente Occidental.

9) Wismar: cómo los paracaidistas canadienses se aseguraron de que el futuro Telón de Acero no estuviera demasiado lejos del Oeste

En 1945, sabiendo que la URSS y Occidente lucharían por la influencia sobre Europa tras la derrota de la Alemania nazi, los aliados occidentales se preocuparon por el rápido avance del Ejército Rojo por Europa. Para detener la apisonadora soviética en el norte de Alemania, los miembros del Primer Batallón de Paracaidistas canadienses fueron encargados de tomar el control de la ciudad de Wismar, situada cerca de Hamburgo. Aunque los paracaidistas canadienses tuvieron que transferir el control de Wismar a los soviéticos tras unas tensas negociaciones entre los aliados occidentales y la URSS, esta acción canadiense impidió que los soviéticos avanzaran más hacia el oeste de Europa.

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