En algún momento de nuestras vidas, todos hemos sido testigos de un niño que tiene una crisis emocional. Ya sea su hijo, un niño que cuida, el hijo de un familiar o un niño con el que trabaja, todos tienen rabietas y se frustran. La mayoría de los niños con un desarrollo típico son capaces de expresar qué es lo que les hace enfadarse. Sin embargo, los niños con trastorno del espectro autista tienen más dificultades para regularse que los que no lo tienen. Además, algunos niños que no tienen suficiente lenguaje para verbalizar lo que les molesta, tienen dificultades para expresar exactamente lo que les frustra. Así que esto nos lleva a la gran pregunta, ¿conoces las mejores estrategias para poner en práctica cuando se produce una rabieta? Tenemos algunos grandes consejos que se implementan específicamente en la terapia ABA de ESDM.
1. No refuerce las conductas desafiantes
Los niños con trastorno del espectro autista (TEA) no pueden regular o expresar completamente sus deseos y necesidades, por lo tanto, la reacción que reciben de los cuidadores y terapeutas a ciertos comportamientos puede causar conexiones no deseadas con las rabietas y la atención que están recibiendo. A la mayoría de los niños con TEA les cuesta leer las señales sociales, por lo que es muy importante validar sus emociones y ser comprensivo, pero no fomentar el comportamiento. Intente mostrar la mínima reacción emocional posible ante el estallido.
2. Utilice un lenguaje preciso y sencillo
Se sugiere hablar con una voz monótona que demuestre que entiende que están molestos. Hablar con expresiones cortas y precisas, con un contacto visual directo es una buena manera de hacerlo. La ira puede cegar a algunos niños, por lo que hablar con frases largas y repetitivas no hará más que pasar por encima de ellos.
3. Ayudar a expresar verbalmente sus emociones
Para algunos niños, esta es una gran estrategia. Pero algunos niños con TEA no tienen la suficiente autorregulación para poder verbalizar sus emociones, sobre todo cuando están en plena rabieta. Te animamos a que leas qué emoción está experimentando el niño y por qué, y que le ayudes a producir la verbalización de esas emociones. Por ejemplo, si un niño empieza a llorar y se enfada muchísimo porque ya no puede jugar en el gimnasio de la selva, puedes decir «veo que estás enfadado, puedes decir «estoy enfadado porque no puedo entrar en la sala de juegos».
4. Cantar las canciones preferidas
La mayoría de los niños con autismo tienen un interés específico con las canciones. Si sabe que el niño tiene algunas canciones preferidas, cánteselas con una voz muy tranquila. Una vez que se den cuenta de la canción, ésta puede ayudar a regular las emociones actuales. Por ejemplo, si a un niño le encanta «Wheels on the Bus», empiece a cantarla suavemente, mientras hace también los gestos con las manos.
5. Crear un rincón de calma (bolsas de frijoles, luz tenue, juguetes sensoriales)
Un rincón de calma es una gran sustitución si las estrategias anteriores no son del todo eficaces. Un rincón de la calma es un lugar seguro al que el niño puede acudir cuando está pasando por un momento emocional. Hay muchos elementos que se pueden incluir en un rincón de calma. Esta es una lista de posibles elementos: un cómodo sillón de frijoles, burbujas, juguetes luminosos, un tubo masticable, juguetes con diferentes texturas, un cojín sensorial ponderado, un reloj de arena, bolas de estrés, plastilina y plastilina. Tener una variedad de juguetes para que el niño elija le permitirá autorregularse mientras hace una elección entre los artículos.
6. Respirar profundamente
Haga que el niño se siente y siéntese cara a cara con él. Intente darle al niño apretones al mismo ritmo que inspira y expira profundamente. Asegúrese de entrenar al niño para que inhale profundamente y suelte todo el aire.
7. Cuente hasta 10
Haga que el niño cuente, empezando por el 1 hasta donde pueda llegar. La mayoría de las veces, esto será suficiente para calmar la respiración del niño, así como para ayudarle a autorregularse.
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